Los Rolling inician su reconquista de Europa

El célebre grupo británico de rock dio el sábado en la capital sueca el pistoletazo de salida a una enorme gira europea, que durante tres meses les hará saltar de ciudad en ciudad, hasta un total de 25, en 15 países, entre ellos España, donde actuarán en Gijón.Los Rolling mostraron que la perdurabilidad de un mito es posible cuando los elementos que le dieron vida tienen raíces en la realidad. Cuando así ocurre, el mito se instala en algún compartimento de la memoria colectiva y se hace indestructible. Tras dos horas y cuarto de actuación, durante las que fue ron interpretadas 23 canciones, Mick Jagger, Charlie Watts, Keith Richard y Ron Wood re validaron su capacidad de transmitir su poder de estímulo sobre cuerpos y almas. Para la mayoría de los asistentes, la mayoría de entre 30 y 45 años, Not fade away, Live with me o Honky Tonk woman no fueron sólo una incitación irrefrenable a moverse, sino también un a incursión, despojada de nostalgia y cargada de alegría, dentro del pasado de cada uno. Muchos de los que esperaron pacientemente más de cinco horas la aparición de sus ídolos en el Stadion de Estocolmo eran adolescentes hace 25 años, cuando los Rolling Stones tuvieron su última actuación en esta ciudad. Y no sin cierto temor interior se reencontraron de nuevo, cuando los años habían hecho de las suyas sobre unos y otros. Pero no hubo decepciones. Mick Jagger y su escolta instrumental encontraron el mismo entusiasmo, la misma apasionada acogida, aunque ahora sin los brotes histéricos de un cuarto de siglo atrás. Y los asistentes, que en todo momento fueron más protagonistas que espectadores, comprobaron que el fuego no se había apagado, que quedaban rescoldos susceptibles de volver a encenderse.

Faltaban 10 minutos para las diez de la noche cuando el monumental escenario, construido febrilmente en sólo cuatro días, cobró vida y estalló de luz y sonido, como si una tempestad se desatara de pronto sobre el ámbar del crepúsculo nórdico. Un dragón de 30 metros de altura lanzó al aire una gran llamarada y el espacio se estremeció por el estruendo, anuncio de la presencia del grupo, que inició con The voodoo lounge tour su reconquista de Europa.

Una escena similar, pero completamente natural, tuvo lugar en 1982 en el estadio Vicente Calderón de Madrid, cuando una espectacular tormenta eléctrica, seguida de un diluvio, descargó un enorme torrente adicional de voltios y decibelios sobre público y artistas en el momento exacto en que estos iniciaban el concierto. Nadie se movió de su lugar y Mick Jagger, cubriéndose del aguacero con una bandera española, transmitió una pasión arrolladora. Esa noche quedó grabada tanto en la memoria de los asistentes como de Jagger, que la ha vuelto a recordar a propósito de su presentación en Gijón el próximo 22 de julio. Es probable que aquel concierto, que Jagger calificó de alucinante, crease un recuerdo que despierta ahora.