Corto respiro para el Getafe

El Getafe respira. Poco, eso sí. Ayer dejó su naufragio a medias. Las matemáticas aseguran que apenas le queda un suspiro. Tras él se irá a Segunda B. Y lo hará por aspectos tan subjetivos como los nervios, la tensión y la inocencia, sobre todo la inocencia. Pero no por su fútbol. El fútbol del Getafe, sin aditivos, posee suficientes argumentos como para alejarle de las tinieblas.

El Getafe apostó ayer por el fútbol. Y eso le dignifica. Tuvo enfrente a un equipazo, un filial que sólo sabe hablar de ataque, de paredes y de espectáculo. De gol. El partido tuvo de todo, por ejemplo, a Guerrero. Al 8 del Getafe le queda un telediario en Segunda. No es su categoría. Está en varias de esas agendas que espían a futbolistas de verdad. Guerrero inició las hostilidades con un chutazo escalofriante, con destino a la escuadra. De la Fuente evitó lo que apestaba a inevitable.

Marcó el Barça porque una cosa es un agujero y otra un socavón. A Caballero, sobrado casi siempre, se le olvidó que un portero no duda. Y él dudó. Apeló entonces el Getafe a la épica. Y pasó de todo. Todo empezó con un choque entre un jugador getafense y De la Fuente. El césped de Las Margaritas se convirtió en un improvisado ring de boxeo, con Gonzalo, capitán del Barça B, en el torpe papel de estrella de la velada. El árbitro hizo lo que pudo. Empató el Getafe en una desesperada llamada a la justicia. Instantes después Paquito falló sin portero y con una enorme portería delante, toda para él. De la Fuente siguió luciéndose, Barbero la mandó a larguero y el árbitro pitó el final. Algún jugador del Getafe habló de primas a terceros, con remite de Bilbao. Pero eso no fue lo peor. Hubo un desmayo en las gradas e intento de agresión a los jugadores del Barcelona cuando subían al autocar.