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Entrevista:JAVIER KRAHECANTAUTOR

"Ahora Madrid huele a acacia y a tubo de escape"

Es tan verdad que los jueves canta en el Swing como que los lunes no falta a sus tres partidas de ajedrez en el Estar, el garito de enfrente donde entre unos cuantos amigos han organizado un torneo con sus trofeos y todo -"yo siempre estoy entre los tres mejores"-. El caso es que allí le caen también las dos o tres de la mañana. Más allá de los lunes, ese horario forma parte de su romería habitual, si no es en un sitio es en otro, el caso es cantar con su inconfundible sarcasmo en lugares reducidos "que, es más divertido, cercano y real incluso con los números". Y no hay duda de que Javier Krahe es un chico (del Madrid del 44) que funciona bien en los lugares de copas, y como ahora, según dice, hay más locales que hace tres años, no para. Hoy, a lo que íbamos, en el Swing: "A sudar, cantar dos trozos de tres cuartos de hora con un descanso de cinco minutos, que me aplaudan mucho y adiós, en eso consiste mi actuación".Pregunta. ¿Qué se puede hacer de noche en Madrid si no es cantar o jugar al ajedrez?

Respuesta. De día no hay nada nuevo bajo el sol, es mejor la noche.

P. ¿Para qué?

R. Por ejemplo, si me encontrara una persona, me iría más a la una de la mañana que a las cinco de la tarde, que poco puede surgir con las prisas y el tráfico, el trabajo...

P. No lo dirá por usted, ése no es su mundo.

R. Mi trabajo es cantar, mejor de noche. Estaré en el Swing hasta final de junio y después, ¡a la playa, tres meses! Yo es que me he planteado, que no quiero vivir peor que cuando iba al colegio.

P. ¿Y, cómo hace para llevar esa vida de pudiente?

R. Pues primero, haciéndoló y luego al llegar octubre ya se verá.

P. Su récord de actuaciones estuvo en el Café del María Guerrero, ¿no?

R. Por poco, porque en el Swing ya casi voy a hacer dos años. Del María Guerrero de repente nos echaron porque decidieron que una cafetería no era lugar para cantar, a pesar de que el público estaba encantado.

P. ¿El sarcasmo de sus letras toca Madrid?

R. Soy de aquí, así que sale en mis canciones la glorieta de Quevedo, el Retiro y la Casa de Fieras.

P. ¿Las giras por garitos se conciben en otra ciudad que no sea Madrid?

R. Cada vez más. Me llaman por ejemplo hasta de Chiclana, así que voy de un lado a otro. Tengo la agenda que es escandoloso.

P. ¿Y al volver, comparándolo con otros sitios, le huele a algo esta ciudad?

R. ¡Claro!, ¿quién dice que no? En esta época del año, el olor de Madrid es inconfundible, una mezcla entre acacia y tubo de escape.

Javier Krahe con J. L. Guereña. Swing (San Vicente Ferrer, 23).

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