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28 MAYO

Anguita reclama el socialismo y dice que la abstención favorecerá a la derecha

Fue una auténtica filípica. Julio Anguita, coordinador de Izquierda Unida, se dirigió ayer directamente a "dirigentes socialistas y miembros del Gobierno" para reprocharles que hubieran dilapidado el poder, decirles que estaban acabados "y reivindicar el nombre glorioso del socialismo". Anguita clamó por el voto y pidió que nadie se abstuviera, en lo que parece un intento desesperado por cerrar el paso a una derecha que, si Dios y los votos no lo remedian, puede arrasar el día 28.

Valencia. Sol de justicia. Cielo de un azul purísimo. Plaza de toros, a media entrada. Mediodía. Sólo muy de tarde en tarde una ligera brisa ayuda a no caer en el desmayo. Como los grandes maestros, Anguita escucha durante su paseíllo hacia el escenario gritos de Julio, Julio. La gente está de pie, aplaude y grita. Silencio. Empieza: "2 de enero de 1492. Estamos en Granada. Las puertas de la Alhambra se abren y el vencido rey Boabdil el Chico sale del recinto amurallado y se dirige hacia sus vencedores, doña Isabel y don Fernando de Castilla. El rey moro les entrega simbólicamente las llaves de la ciudad. Luego, se aleja a caballo con su séquito. A dos kilómetros, en lo que se llama ahora el Suspiro del Moro, Boabdil se vuelve, mira lo que ha perdido y llora. Su madre le recrimina por no haber sabido defender el poder que tuvo". La plaza de toros estalla en aplausos. Aplausos no se sabe si a la capacidad evocadora de Anguita o a ese Rey Chico que perdió una ciudad tan maravillosa.Luchas internas

Anguita, ahora, aclara que se perdió Granada no por las fuerzas de Isabel y Fernando, sino por haberse aliado en luchas intestinas con tropas cristianas que terminaron traicionándoles. Más aplausos. Anguita prosigue: "Dirigentes del PSOE, miembros del Gobierno y gentes también de este Partit Socialista del País Valenciá". Por primera vez el coordinador general se dirige a quienes considera responsables de la pérdida de esa Alhambra que fue la España de 1982. Utilizando la segunda persona, el líder de Izquierda Unida suelta contra los miembros del PSOE sus dardos más envenenados. Les dice que, como Boabdil, lloran también por haberse aliado con traidores que han terminado por quitarles el voto y el poder. Es un discurso muy distinto al que ha venido elaborando a lo largo de esta campaña. Es una tremenda filípica no contra el socialismo, sino precisamente contra el felipismo.

Porque Anguita reclama el socialismo, el "nombre glorioso del socialismo" y repudia y entierra todo lo que sea consecuencia del felipismo. "Estáis acabados" dice, "habéis engañado al pueblo. Habéis roto las ilusiones. No tenéis futuro", sentencia. Las palabras de Anguita, así, en segunda persona suenan como trallazos. Es un discurso cargado de reproches y de amarguras. Reprocha a los dirigentes socialistas que siempre haya habido demasiado desprecio y demasiado desaire hacia la auténtica izquierda. Y que, cuando en 1993 los socialistas necesitaron de alianzas, "ignorasteis a los 19 diputados de Izquierda Unida y buscasteis a Jordi Pujol".

Al solo nombre del presidente de Cataluña estallan las ovaciones. Anguita vuelve a dar los nombres de quienes sostuvieron al Gobierno de González y "ahora os han abandonado: el banquero más importante de España, Botín, y vuestro antiguo amigo Cuevas. Les habéis hecho el trabajo sucio y ahora os dicen que Roma no paga a traidores".

Pobreza digna

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Como siempre, Julio Anguita tiñe con un cierto tono moralista su discurso. A esa evocación de la austeridad, de la pobreza digna a la que otras veces ha recurrido, añade ahora un reproche; "a vosotros, que habéis hecho de la modernidad una tarjeta Visa y noches de golfería".

Pero hay que impedir que llegue la derecha, y Julio Anguita afirma que sólo hay una forma. Se trata de unir "no en la casa común que vosotros decíais, sino en la causa común", a todos los socialistas, a todos los socialdemócratas, a todos los que ahora están tentados de marcharse a casa y abandonar las urnas en manos de unos votantes de derechas que Julio Anguita cree fieles y pacientes. "No es que la derecha suba, es que vosotros habéis provocado la abstención". Anguita se dirige por primera vez a quienes le escuchan y dice: "No os abstengáis. Vuestros votos son las armas. Dádmelos para cambiar este país".

Suena el himno de IU. Pero sólo al oír las notas de Paquito el chocolatero uno tiene conciencia de que Anguita ha triunfado en esta plaza.

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