Roca y Maragall endurecen sus ataques en la 'batalla de Barcelona'
La publicación de los últimos sondeos electorales ha hecho que la batalla de Barcelona se endurezca. La constatación de que Pasqual Maragall (PSC) y Miquel Roca (CiU) están literalmente empatados ha hecho que ambos abandonen sus campañas de guante blanco y comiencen a sacar su artillería pesada. Maragall le espetó ayer a Roca que sólo puede ser alcalde si así lo decide José María Aznar desde Madrid, mientras que el candidato nacionalista sacó el fantasma comunista y pidió a los electores que no dejen que Barcelona sea la única gran ciudad gobernada por las izquierdas.Todas las encuestas publicadas ayer por diversos diarios muestran que la diferencia entre Roca y Maragall, sea a favor de uno o de otro, en ningún caso supera los dos puntos. Este virtual empate, de mantenerse, haría que Roca tuviera más posibilidades de alcanzar la alcaldía que su oponente, dado que su eventual aliado, el PP, obtiene según todas las encuestas más escaños que, el aliado de los socialistas, Iniciativa per Catalunya (IC).
Así las cosas, las posibilidades que le quedan a Maragall de seguir en la alcaldía se concentran en la mayor valoración que hacen de él los encuestados frente a su oponente Roca y en el hecho de que la candidatura nacionalista está a la baja si se comparan las previsiones actuales con las de hace unos meses o incluso unas semanas, mientras que los socialistas ganan puntos encuesta a encuesta. En cualquier caso, para mantenerse como alcalde, Maragall no sólo debe obtener algunos votos más que Roca, sino ganarlo holgadamente e impedir así que una mayoría de la derecha lo desbanque pese a ser la del PSC la lista más votada.
Artillería dialéctica
Conscientes Maragall y Roca de que son los resultados de los partidos menores los que van a decidir la alcaldía, ambos sacaron ayer su artillería dialéctica para descalificar al adversario en función de su aliado natural.
El actual alcalde vinculó ayer por primera vez a su principal oponente con la derecha española representada por el PP: "La única solución de Roca es Aznar", subrayó Maragall, y añadió: "Lo que está en juego es que la alcaldía se resuelva en Barcelona y no en un despacho de Madrid". Ambas alusiones a Aznar se basan en la clara postura del PP, manifestada una y otra vez por sus dirigentes catalanes: si sus votos son decisivos para determinar quién será el alcalde, deberá ser Jordi Pujol quien se ponga en contacto con Aznar para negociar la capital catalana a cambio de la caída a plazo fijo del Gobierno de González.
Roca, una vez conocidas las encuestas, agitó el fantasma del comunismo al llamar a los barceloneses a impedir que la ciudad siga gobernada por la coalición PSC-IC. Permitir que ambos grupos sigan gobernando en un momento en que la mayoría de las ciudades españolas está optando por el cambio repercutiría, según Roca, en un descenso de las inversiones en la ciudad, en una menor actividad comercial y en un aumento del desempleo.
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