Morlacos enormes en la Casa de Campo
Los toros de la Feria de San Isidro se exiben en la Venta del Barán
"Vaya morlacos más impresionantes". "Normal, ¿no? Como corresponde a la feria más importante del inundo". Frases y diálogos como estos son habituales en la Venta del Batán de la Casa de Campo madrileña, en cuyas corraletas, y desde el pasado sábado día 13, se exhiben los toros que se van a lidiar en toda la feria de San Isidro, que este año es la más larga de la historia, con sus 28 festejos. El entorno donde se sitúan las corraletas es eminentemente taurino, ya que al lado se encuentran las instalaciones y la placita de la Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda, donde un buen puñado de chavales rumian sus torerías utópicas de ser algún día figuras.Por 300 pesetas, y en horario ininterrumpido de 9 de la mañana a de la noche, los aficionados abarrotan estas instalaciones, sobre todo durante los fines de semana. Muchos de ellos juzgarán después la catadura de cada uno de los bicornes en el ruedo venteño. Ya que son también abonados de la plaza, a la que llegan presumiendo al menos de cómo son en cuanto a trapío, en cuanto a presentación, "porque lo que llevan dentro no lo sabe ni la madre que les parió; esa es la grandeza de la fiesta", comenta mientras se aplica unos anteojos para verlos más de cerca uno de estos aficionados.
La verdad es que en la Casa de Campo se satisfacen los gustos toristas de la afición venteña. Cualquier aficionado puede contemplar con fruición y gusto el panorama que ofrece el toro/toro. Madrid es, en esta cuestión táurica, casi el único oasis . que queda dentro del desierto actual de toros sin trapío y sin pitones -léase afeitados, o sea, con las puntas cortadas- que suelen verse en la inmensa mayoría de los cosos españoles. "Por eso la feria de San Isidro es, además de la más importante, la más decisiva en las carreras de los coletudos", expresa con legítimo orgullo otro de los visitantes de la Casa de Campo.
La empresa de la plaza de toros de las Ventas utiliza este reclamo publicitario para los aficionados y normalmente en contra de las opiniones de los ganaderos, a los que no queda más remedio que aceptar que sus bicornes llenen las corraletas de la Casa de Campo. "Allí se estropean por la falta de ejercicio", dice José Escolar, cuyos toros ya se lidiaron y se convirtieron después en filetes. "Además están aguantando el sol y a veces la lluvia, lo que tampoco les favorece", coincide José Moro, propietario de la divisa de La Cardenilla, que se anuncia para hoy. Pero no les queda otro remedio que aceptar.
Los toros permanecen en las siete corraletas hasta un día antes de cuando se lidian, fecha en las que se les traslada en camiones a Las Ventas para sufrir los obligados reconocimientos por los facultativos del equipo veterinario.
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