Los túneles que no dejan ver el páramo

Las promesas de los políticos municipales son tan concretas, en ocasiones, que cuando no se cumplen te tropiezas con su señuelo en cada esquina. El alcalde de la capital de España, o del reino, como le gusta definirse a José María Álvarez del Manzano, del PP, ha inaugurado al gunas grandes obras en su primer mandato al frente de la ciudad: el parque Juan Carlos I, el Palacio de Congresos, el Museo de la Ciudad, cuatro túneles o pasos subterráneos. Muchas de ellas no las comenzó él y, además, anunció muchas más, todavía invisibles.Otras grandes infraestructuras, ya terminadas, no se ha atrevido a ponerlas en marcha, como la polémica incineradora de Valdemingómez.

Sus realizaciones teóricamente más populares coinciden con las eternamente difundidas y no construidas: Palacio de Hielo (concurso público desierto), velódromo de Carabanchel (paralizado), plaza de toros de Vista Alegre (en proyecto), reconversión de los cuarteles de Daoiz y Velarde en equipamientos recreativos para los vecinos de Retiro (olvidado), tranvía en la avenida de Córdoba (en proyecto), Estación Sur de Autobuses (paralizada), plan de 18.000 viviendas con precios sociales (han tardado cinco años en entregar los primeros 50 pisos), Ciudad de los Niños (desierto), reforma del puente de Ventas sobre la M-30.

También avisó Álvarez del Manzano de que pretendía estudiar la privatización de algunas líneas -periféricas- de la Empresa Municipal de Transportes. Esas privatizaciones siguen en estudio. El alcalde, eso sí, se ha tenido que conformar con resolver, esta vez con firmeza, el mayor conflicto social vivido jamás en la EMT.

La modificación del sistema puesto en práctica para regular el aparcamiento en superficie (ORA) no se ha resuelto. Vuelve a estar otra vez en su programa, ahora con parquímetros. Ya se habló entonces, y hace nueve años, de experimentar con esos aparatos, que cuentan las horas de aparcamiento, en un barrio de la ciudad. También ha sido recurrente mencionar, en periodo preelectoral, la necesidad de aumentar los bulevares de la Gran Vía, como vuelve a proponer ahora el alcalde, o la de crear un parque acuático.

La Gran Vía no da más de sí. El parque, con tiburones incluidos, se lo ha incorporado el zoológico de la Casa de Campo.

El alcalde sí ha enterrado los coches particulares, como se juramentó ante los electores en 1991. Ha cortado la cinta de cuatropagos subterráneos y uno elevado en estos años, algunos promovidos por su predecesor, Agustín Rodríguez Sahagún.

También ha concluido decenas de aparcamientos para residentes, muchos o prioritarios a tenor de la escasa demanda de compradores suscitada.

Sin embargo, o se ha hecho la fotografia en todos los túneles con los que sueña para su ciudad del futuro. Durante este mandato, el equipo municipal del PP ha intentado proyectar pasos inferiores entre todas estas calles: Alcalá y Arturo Soria; María de Molina; Bravo Murillo, Santa Engracia y Ríos Rosas; Guzman el Bueno y Cuatro Caminos; cinco bajo Serrano; otro en el mismísimo Retiro y hasta 25 en el distrito de Chamberí, todos ellos acompañados de aparcamientos.