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El Barça toca fondo

El Celta empata cómodamente en un Camp Nou crispado con Cruyft

Ramon Besa

No hay remedio. El Barcaconsume como un pitillo. Hasta Rexach, el tipo más flemático que ha parido el Camp Nou, dijo ayer estar asustado. Charly se dio cuenta, en la soledad del banquillo, que para agarrar la UEFA convendrá otro milagro como el que hace justamente un año le dio la Liga. No hay por donde coger a ese equipo.

La panorámica del estadio era esperpéntica. El segundo (Rexach) ejerciendo de primero; Cruyff, sancionado y sentado en el palco, aprendiendo como mánager: quiero a éste, el otro fuera, y aquel que no quiera cobrar lo que yo diga, que se vaya; Núñez, contando el dinero que queda en caja; Gaspart, fichando, en Londres, a Popescu . para el año que viene; el socio, huyendo a la playa, la montaña o en el desierto, para no oir el resultado ni por la radio; el hincha, caliente por tanto fuego, gritando a la salida del palco "¡Hristo sí, Johan, no"!; los extranjeros, desparramados (Hagi en la enfermería; Koeman sentado en el banquillo; Stoiclikov en el palco y Korneiev en la tribuna); y el equipo quemándose.

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El grupo que repartió Cruyff por la cancha no dijo nada sobre el césped y, en cambio, provocó el griterío de la grada. Del portero, Lopetegui, sólo se sabe que, por desgracia, es difícil que acabe un partido. La defensa de la selección (Ferrer-Abelardo-Nadal) no encuentra acomodo en el Barça. El centro del campo, salvo Roger, está en el escaparate, entre la oferta y la demanda; y la delantera (Arpón, Escaich y Jordi) más que intimidar, provoca el relajamiento.

Fue un colectivo híbrido, un bloque partido por la mitad entre jóvenes y veteranos-, sin ningún padre. Jugaron -todos diseminados, sin rumbos, perdidos. No había hilo conductor y, lo que es peor, nada quedó para el recuerdo a la salida del estadio. Ninguna jugada que retuviera la memoria ni ninguna esperanza de descubrir a alguien por el quien valga la pena volver al estadio.

El anonimato del colectivo local permitió la lucidez del conjunto contrario. El Barcelona le puso siempre el partido en franquicia al Celta. Tardarán tiempo los vigueses en encontrarse con un partido tan cómodo. El grupo de Aimar, un conjunto avinagrado por su concepto del fútbol defensivo, no dejó disparar al contrario pese a jugar en uno de los campos más amplios de Europa (el Barça sólo dispuso de tres oca siones de gol) y, en contraparti da, llevó la voz cantante en ata que. Gude1j se convirtió así en el amo del partido, y suyo fue el gol del empate, tras un servicio de una promesa como Michel, cuyo servicio valió ayer más que los balones que tocaron los jóvenes valores azulganas.

No hay mejor resumen que los números: una victoria en nueve partidos. Los nueve encuentros han sido, además, una fotocopia. Esterilidad e impotencia por parte azulgrana y contemplación y suficiencia por el bando contrario. El Celta no ganó quizá porque pensó que le valía el empate, pero dio más sensación de equipo y hasta de tener las individualidades más destacadas de un. choque tedioso. Al Barça se le atragantan todos los rivales. Ya no gana ni en casa ni al Celta (cuatro negativos). No sabe cómo salir del atolladero y, en esta situación, Cruyff ha decidido pensar ya en la temporada que viene.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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