Espectadores en jaque
El torneo Comunidad de Madrid convierte el ajedrez en un espectáculo
Manolo García ama el ajedrez desde niño, pero nunca había disfrutado tanto como ahora. Ayer tuvo que abandonar con pena el auditorio de la ONCE para acudir a una cita tras disfrutar durante dos horas y media de la atractiva mezcla de su pasión con la tecnología: tableros electrónicos, auriculares para escuchar comentarios de expertos que también contestan preguntas y un escenario muy comodo permiten disfrutar al máximo de las partidas que se disputan en el torneo Comunidad de Madrid, uno de los más importantes del año.Como toda revolución, convertir el ajedrez en un espectáculo produce traumas. El año pasado, el letón Alexéi Shírov quedó atónito al oír cómo el público estallaba en carcajadas inmediatamente después de que él hiciera una jugada. "¿Tan mala es? ¿Cómo tienen tan poca vergüenza?", se preguntó Shírov, acostumbrado al silencio sepulcral que suele reinar en los torneos. No podía imaginar que el origen de la hilaridad era un chiste que los comentaristas acababan de emitir a través de los auriculares.
Este año, los grandes maestros Félix Izeta y el georgiano Elizbar Ubilava procuran que sus chistes no sean tan buenos y se centran más en explicar deforma amena las incidencias técnicas de las cinco partidas que se juegan cada día. Esa moderación se complementa con un ruego que los organizadores suelen hacer al público: "Eviten las carcajadas y no hablen en la sala de butacas". Pero los espectadores no se sienten reprimidos porque pueden acudir a una sala anexa donde Ubilava o Izeta resuelven sus dudas. Es la mejor manera de exprimir una gran ventaja del ajedrez, el único deporte donde el público puede vaticinar, sobre bases lógicas, varias jugadas con antelación.
Pero el mejor invento son los tableros electrónicos. Antes, unos voluntarios solían reproducir las; jugadas en tableros murales; cuando llegaban los apuros de tiempo a veces, un jugador está obligado a realizar varios movimientos en pocos segundos-, los voluntarios perdían el control, y los espectadores, la paciencia. Ahora es formidable: unos chips invisibles permiten que el público vea las ,jugadas instantáneamente en unas pantallas gigantes que también ofrecen primeros planos de los conten dientes.
Manolo, a quien el ajedrez le viene muy bien para que su situación de parado no le deprima, está encantado. Puede estar hasta siete horas seguidas -15.30 a 22.30hasta el día 19, excepto el 12 y el 17, en el auditorio de la ONCE (paseo de La Habana, 208) admirando a varios de los mejores ajedrecistas del mundo (Sálov, Judit Polgar, Korchrioi, Illescas, etcétera), así como al madrileño Pablo San Segundo, que hace sudara las estrellas, con una comodidad inaudita. Y encima es gratis.
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