PESIMISTA DE BUEN HUMOR

Contrariando lo que ha sido su norma habitual de rehuir con tactos con la prensa, Ingmar Bergman acaba de conceder una extensa entrevista a The New York Times coincidiendo con el gran homenaje que la ciudad de Nueva York le está brindando. Según el entrevistador, Bergman se ha vuelto más amable y menos amargo con los años. En la entrevista, el cineasta, que el próximo mes de julio cumplirá 77 años, no elude contestar a preguntas relativas a su obra tanto como a su vida. Entre, otras cosas cuenta que ahora mantiene a distancia a sus demonios con el método de realizar largos paseos. "Ellos[los demonios] odian el aire fresco", dice Berman, "y yo salgo a pasear con cualquier tipo de tiempo. Sobre la muerte, un tópico que ha sido una constante en su producción, dice que cuando era joven le temía mucho, pero que ahora le quita toda dramaticidad. "Es como una vela que el viento apaga. No hay mucho que discutir sobre ello", agrega. Admite que se ha vuelto más pesimista, pero en todo caso se describe como un pesimista de buen humor: "Yo no puedo ni quiero permitirme que me invadan mis depresiones". El homenaje de la ciudad de Nueva York a Bergman comenzó esta semana y transcurrirá durante los próximos cuatro meses. Está propiciado por instituciones culturales de aquel país tales como el Museo de Arte Moderno, el Lincoln Center Film Society, el Museo de Radio y Televisión, y no tiene antecedentes en relación con un creador viviente. Sólo se le compara con el homenaje que la misma ciudad rindio a Mozart en 1991, al cumplirse 200 años de su muerte. Durante su desarrollo se exhibirá una retrospectiva de toda la obra cinematográfica del maestro, habrá simposios y conferencias sobre su obra y también se presentarán algunas piezas teatrales que fueron dirigidas por él en el teatro Dramaten de Estocolmo, para lo cual ha viajado expresamente un elenco integrado por figuras predilectas del cineasta-