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Londres embarga la empresa de De la Rosa que cobró por vender la sede de Tibidabo

La Corte Comercial de Londres, que instruye la demanda de KIO contra Javier de la Rosa y otros exgestores de Tortas por 500 millones de dólares (61.000 millones de pesetas), ha ordenado el embargo de los bienes de la sociedad Aciesa, controlada por el financiero. Esta empresa ganó relevanciacuando el instructor del caso De la Rosa, el juez Joaquín Aguirre, descubrió que había sido utilizada para cobrar 400 millones de pesetas de comisiones en la venta de la antigua sede de Grand Tibidabo a la Generalitat. Diversas fuentes consultadas aseguran que Aciesa fue utilizada durante años para pagar miles de millones no declarados

La Corte británica ya dictó en su momento otra orden de embargo contra los bienes de De la Rosa, tras confirmar que una cuenta suiza en el Bankers Trust, que había recibido 15.000 millones de pesetas desaparecidos de Torras, era de su propiedad. El nuevo embargo, por una cifra de 480 millones de dólares (unos 59.000 millones de pesetas), afecta también a la sociedad holandesa Hertili, propietaria de las acciones de Aciesa.Los abogados británicos de Torras-KIO, la firma norteamericana Baker and McKenzie, a cuya petición se ha producido el embargo, han relacionado esta sociedad con los movimientos de dinero que permitieron -a De la Rosa y los anteriores gestores de Torras, hacer desaparecer más de 500 millones de dólares.

Las prácticas de caja única de De la Rosa, que siempre impiden saber de dónde proviene y hacia dónde va el dinero, explican que Aciesa aparezca en todos los sumarios que se instruyen contra él: el de Londres, el de la querella presentada por Torras ante el juez Miguel Moreiras y, también, en Grand Tibidabo.

La contabilidad de Aciesa fue intervenida por el juez Aguirre durante un registro efectuado el pasado 15 de diciembre, mientras Rosa se encontraba en prisión. Desde el primer momento, el financiero intentó desmarcarse de las actividades de Aciesa, sobre la que afirmaba no tener ningún control.

Admistradores en la sombraAciesa fue propiedad de Torras hasta mediados de 1990, momento en que se desgajó del grupo y pasó a formar parte del entramado de sociedades de De la Rosa. Los administradores finales de Aciesa permanecen aún en la sombra. Uña sociedad holandesa, Hertili, es la titular de las acciones. Ésta, a su vez, estuvo controlada por otra con sede en las antillas holandesas. Su administrador es un familiar directo de Plinio Coll, un antiguo administrador de Torras también incluido en las demandas y querellas que actualmente reside fuera de España.

Asimismo, según las. fuentes consultadas, la proximidad de Aciesa con De la Rosa se refleja en la gran cantidad de comisiones que la sociedad cobró de Torras. La mayoría de las empresas del grupo -Ercros, Ebro, Prima - pagaron a Aciesa comisiones diversas por varios miles de millones, lo que no habría sido posible sin la autorización expresa del propio De la Rosa.

Mientras tanto, la demanda presentada en Londres ha ido creciendo en volumen, al tiempo que se han presentado otras e

Suiza y en Jersey, una isla del canal de La Mancha con una legislación fiscal muy favorable para las empresas que operan, en el exterior. La lista actual de demandados por Torras-KIO alcanza a 18 personas y 38 sociedades. Entre los demandados recientemente incluidos se encuentra otro miembro de la familia real kuwaití, el jeque Khaled Naser Hamoud Al Sabah.

Los mordiscos del tiburón

En su momento de máximo esplendor, a De la Rosa le gustaba utilizar los cuantiosos fondos de KIO, que manejaba a su libre albedrío junto con su amigo Fouad Jaffar, para obtener rápidas y cuantiosas plusvalías provocando el pánico entre los propietarios y ejecutivos de empresas y bancos que cotizaban en la bolsa. El mecanismo era simple. Se buscaba una empresa que generara beneficios, se compraban acciones a través de sociedades no identificadas y se daba a entender a sus gestores que podían perder el control si el nuevo accionista no recibía un incentivo económico sustancioso para desprenderse de los títulos recientemente adquiridos.¿A dónde fueron a parar los multímillonarios beneficios de esas operaciones de tiburoneo, y de las comisiones a ellas asociados? Es algo que todavía hoy se preguntan los nuevos gestores de los restos del imperio que fue el Grupo Torras.

Un ejemplo. En junio de 1989, De la Rosa comenzó a comprar en la Bolsa acciones de la empresa General Azucarera, controlada por el Banco Central, que entonces presidía Alfonso Escámez. La entrada de De la Rosa, que también estaba enfrascado en la fusión de otras dos azucareras, Ebro y la Compañía de Industrias Agrícolas, no fue bien vista por los principales accionistas de General Azucarera.

Para solucionar las cosas, el Banco Central accedió a recomprar el 13,2% del capital de General Azucarera que el financiero había adquirido. El 25 de abril de 1990, el Banco Central a través de la sociedad Española de Inversiones compró las 832.130 acciones al precio total de 6.619 millones de pesetas. A De la Rosa, que había hecho las compras a través de las sociedades Aciesa, Trasatlantic Securities y UBS London, las acciones le habían costado unos 5.000 millones de pesetas. Es decir, había ganado en menos de un ano más de 1.600 millones, un 32% sobre la inversión.

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