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Belloch, un año sobre el volcán

El 'superministro' empieza a acusar el desgaste de doce meses de gestión

Juan Alberto Belloch ha recibido más de una cuchillada en su afán por ajustar cuentas con el pasado. Ahora, al año de su desembarco en el superministerio de Justicia e Interior, se le nota menos fresco que entonces. En noviembre último, al pasar el ecuador de su mandato al frente del macrodepartamento, se mostró partidario de "hacer un razonable ajuste de cuentas con el pasado". Pero esta tarea le ha costado a Belloch dejar en el empeño importantes jirones de su antiguo carisma y credibilidad. Interior, el departamento que absorbió desde su cartera de Justicia, es un campo minado en el que hasta un éxito como la captura de Roldán puede convertirse en una bomba-trampa.La precipitada dimisión de Antoni Asunción por la fuga del ex director general de la Guardia Civil obligó al presidente del Gobierno, Felipe González, a improvisar el recambio. El magistrado Belloch se hizo cargo así del fusionado Ministerio de Justicia e Interior, algo que aún hoy consideran un error los demás partidos.

"Al no encontrar a nadie para sustituir a Asunción, González tiró de Belloch", dice el diputado de IU Diego López Garrido. "Y como Belloch no quería dejar Justicia", prosigue, "inventó una fórmula que ha anulado la presencia de Justicia en el Gobierno, al cobrar más relevancia el departamento de Interior". Similar valoración hace el PP, que siempre se opuso a la fusión.

El PP culpa a Belloch de la desmoralización de los cuerpos de seguridad y se queja de que éstos no tengan actualmente información sobre las actividades de ETA. Sin embargo, el propio ministro declaró ayer a la cadena SER que "el 94 ha sido el mejor año en la lucha antiterrorista desde antes de 1978", y añadió que "ETA está sufriendo una presión policial muy eficaz que la debilita".

El juez convertido en superministro aterrizó en el palacete de Castellana 5 en medio de fuertes turbulencias: tras su toma de posesión conminó a Baltasar Garzón a continuar al frente del Plan Nacional sobre Drogas o a coger la puerta. Garzón, que aspiraba a ser viceministro de Interior, se marchó al comprobar que Belloch reservaba este puesto para la magistrada Margarita Robles.

Pero la marcha de Garzón no pasó de ser una anécdota comparado con lo que vino después: la controvertida concesión de la semilibertad a los ex policías José Amedo y Michel Domínguez; la convulsión desatada en el Cuerpo Nacional de Policía al relevar a la antigua cúpula directiva por comisarios de talante más progresista; las iras desenfrenadas del PP por la política de reinserción de etarras de Belloch; la detención e ingreso en prisión de Rafael Vera y otros ex altos cargos de Interior; el follón de los papeles de Laos subsiguiente a la captura de Roldán; el hallazgo de los cadáveres de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, presuntamente asesinados por los GAL... Y, por si tenía pocos problemas, el atentado de ETA que el pasado 19 de abril estuvo a punto de costar la vida nada más y nada menos que al líder del PP, José María Aznar.

"Interior tiene en este momento demasiados frentes de lucha abiertos", señala el portavoz del PNV en el Congreso, Inaki Anasagasti. Éste agrega: "Mi partido ha notado que se ha debilitado la relación personal y política que hubo en etapas anteriores- y que nosotros hemos, considerado clave. Tras la última reunión con Belloch se han encauzado las cosas y confiamos en que mejoren las relaciones. De lo contrario, nuestra oposición será mucho más frontal", informa Juan G. Ibáñez.

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López Garrido considera que Belloch ha hecho una buena gestión en Justicia, aunque "ha equivocado las prioridades", al optar por reformas legislativas de relumbrón. El parlamentario de IU critica que el superministro se ha convertido en Interior en "avalista de la gestión de un ministerio por el que no ha pasado la transición y donde tiene una misión imposible: democratizarlo y renovar su estructura; pero tiene que hacerlo con muchísimo cuidado porque a la mínima le salpica a González". Según López Garrido, la renovación de la cúpula policial ha quedado "descafeinada" y la Guardia Civil sigue siendo la asignatura pendiente".

Ramón Camp, de CiU, hace un balance "aceptable" de la gestión del ministro, teniendo en cuenta "la extrema complejidad' del momento en que ha tenido que asumir sus funciones y si olvidar "algún que otro tropiezo", como la presentación pública de la detención de Roldán.

Camp destacó los proyecto de ley aprobados o en trámite procedentes de Justicia e Interior y señala que todos han reconocido en Belloch su "trayectoria democrática" y que haya facilitado cambios en Interior, que deberían haberse hecho antes, y la investigación de los distintos asuntos que han ido surgiendo. "Su trayectoria personal y política ha servido de pilar para dar credibilidad a las líneas de investigación emprendidas y a los cambios en Interior", informa Carles Pastor.

En el haber del ministro, Camp incluye el acuerdo con la Generalitat para que la policía autonómica catalana adquiera funciones de policía integral, iniciándose su despliegue.

Los sindicatos policiales se quejan de que Belloch no ha desarrollado el modelo policial adaptado a las autonomías y de las desigualdades salariales que padecen respecto a los ertzainas vascos y los mossos d'esquadra.

Para Fernando Vázquez Romay, dirigente de la Unión Federal de Policía, "el nuevo equipo directivo policial no ha hecho nada, no ha metido el cuchillo y se ha limitado a quitarse de encima la basura heredada". Vázquez opina que Belloch, al que califica de "gran paraguas" del Gobierno, "sigue siendo una incógnita" y que su viceministra Robles "sigue sin controlar nada" por no tener buenos asesores.

Florentino Díez Herrero, portavoz del ANPU, alaba al superministro por haber cumplido el compromiso de mejora salarial, pero acusa a la cúpula policial de no estar formada por "buenos profesionales".

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