"La televisión ha intentado hundir la radio"
, José Domingo Castaño (Padrón, 52 años) ha dedicado media vida a la radio y es el locutor más veterano de la SER. Hace ya 23 años revolucionó las mañanas dominicales con El gran musical. Se dejó tentar por la televisión con programas como Biblioteca joven, A todo ritmo, Voces a 45 y 300 millones. Ahora presenta de lunes a viernes Hoy por hoy Madrid, cierra cada noche El larguero y es líder indiscutible de audiencia los fines de semana con Carrusel deportivo, con 1.818.000 oyentes, seguido de Tiempo de juego, de la cadena COPE (1.414.000) y Tablero deportivo, de RNE, con 677.000.Pregunta. Usted empezó en la radio musical, pero pronto se aficionó al deporte.
Respuesta. Cuando llegué a Madrid, en 1968, mi gran ilusión era aportar algo nuevo al mundo de la música. Apostamos por romper las canciones metiendo en medio la publicidad y gritando muchísimo para que el oyente no se durmiese. El resultado fue Discoparada, un espacio con mucho ruido en Radio Central. Después llegó El gran musical, en la SER, con recitales en directo y cara al público que crearon el fe nómeno de las fans. Pero Carrusel deportivo era uno de los programas que quería hacer desde siempre. Cuando Joaquín Prat se fue a la COPE aproveché la ocasión.
P. ¿Carrusel ha cambiado mucho desde los años setenta?
R. Sí, pero sin perder su carisma inicial. Lo más importante sigue siendo el gol. Y también la publicidad en directo. Con el tiempo se ha convertido en el mejor programa de radio viva, tanto por su exhibición de sonido como por los formidables medios técnicos que moviliza cada jornada. Los pioneros de Carrusel, Vicente Marco y Joaquín Prat, abrieron el camino colocando micrófonos en los campos de fútbol.
P. ¿Y su participación en El larguero?
R. El larguero me ha permitido también retomar el contacto con el público joven, que había perdido desde que dejé la televisión, en 1982.
P. Hablando de televisión, ¿cómo se vive la competencia de la radio y la televisión?
R. Deberían ser medios complementarios, pero los estamos convirtiendo en antagónicos. Con la piratería publicitaria de la televisión, bajando tarifas con tal de aparentar que tiene mucha publicidad, han intentado hundir a la radio. Las autonómicas están haciendo una guerra muy sucia. Hay anuncios que son más baratos en esas televisiones que en programas locales de radio.
P. ¿Hacia dónde evoluciona el medio radiofónico?
R. La radio de antes tenía familiaridad. Parecía que estabas haciendo un milagro, porque había pocos medios y todo se basaba en la complicidad del presentador con el técnico. Ahora es más fluida, pero de aquí á 10 años la radio va a protagonizar un cambio tremendo. Uno de los ejes será la especialización.
P. ¿Y en cuanto a su estructura, va a cambiar el concepto de cadena?
R. Creo que sí, porque no van a poder sobrevivir todas. Salvo la SER, que no paga monstruosos fichajes, todas son deficitarias. Pagarle mil millones a un señor y perder 2.000 a final de temporada me parece una burrada. No sé como se puede mantener. Creo que habrá un momento en el que haya dos grandes cadenas: la SER y otra. El pastel de publicidad -37.000 millones de pesetas- no da para todos.
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