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Tribuna
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Un portavoz feliz

No creo que casi nadie dude de que durante las tres primeras legislaturas de mayoría socialista Eduardo Martín Toval ha sido, un factor humano y político-clave en la vida parlamentaria y en la relación triangular entre los diversos gobiernos de Felipe González, el Grupo Parlamentario Socialista y el propio PSOE. Más amigo de Guerra que de González, con el que intuyo que no siempre tuvo una relación fácil que acaso le impidió ser ministro, su acción siempre ha estado dirigida, por el sentido del servicio público y sus afectos personales. Quizá por eso no calibró las. inorportunas consecuencias para el comienzo de la ya de por sí difícil travesía del Gobierno González en esta legislatura que su candidatura alternativa como presidente del Grupo Socialista hubiera dado al traste con la de Solchaga, por la que, tanto había apostado el propio González.En los últimos años compartí con Martín Toval los trabajos de dirección parlamentaria. Tenía la apariencia de ser un hombre feliz que gozaba con su incansable actividad de presidente y portavoz del Grupo. Mordaz y con cierto gusto por la provocación, conocía y discutía hasta sus últimos detalles las iniciativas del Gobierno y la oposición, intentaba fortalecer al parlamentario individual y mantenía relaciones razonablemente buenas con los portavoces de la oposición, que le apreciaban y se fiaban de sus compromisos en la infinidad de negociaciones en que participó, lo que no es poco en la oprobiosa etapa de mayoría absoluta.

Cuando el encorsetamiento funcionarial amenaza la vida de los parlamentos y algunas personas llegan al hemiciclo y luego desaparecen como sombras fugitivas, soy testigo de que Martín Toval defendió la dignidad del Parlamento y los parlamentarios y procuró evitar, en la medida de lo posible, que los diputados y senadores socialistas fueran meros vocalistas de las partituras compuestas legítimamente por el Ejecutivo. También defendió y mantuvo la imprescindible disciplina de voto que clarifica las posturas en hemiciclos plurales y que resulta un medio básico para no debilitar la fuerza de la representación parlamentaria. La actuación del propio ex portavoz socialista es p ara el actual, Joaquín Almunia, una garantía de que no se romperá la disciplina durante: el resto de la legislatura.Martín Toval fue portavoz del grupo de los socialistas catalanes en el Congreso desde 1977 hasta 1980 para pasar a desempeñar la misma función en el primer Parlamento catalán hasta 1982. En ese año fue elegido secretario general del Grupo Socialista. En la sesión de ayer se despidió, al menos por el momento, del Congreso. Renuncia al escaño para poder dedicarse por entero a la campaña de su candidatura a la alcaldía de Málaga, su ciudad natal. Y, siendo por entero de una sola pieza, tampoco deja de ser signiricativo el arco geográfico mismo, entre Cataluña y Andalucía, que ha seguido el periplo laboral y vital de este hombre tan poco dado a divismos y a algunos grotescos delirios de autopromoción que ahora va a sentir tan próximos en su nueva etapa munIcipal.

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