La "vieja señora" se acerca a la gloría
El Juventus opta a la triple corona en una temporada de contención
El Juventus ha descubierto un sendero oculto hacia la gloria. Entró de puntillas en la temporada y la acaba disputando la final de la Copa de la UEFA y la final de la Copa Italiana (ambas frente al Parma), mientras avanza a velocidad de crucero hacia su primer título de Liga desde 1986. Sólo el Ajax, sería capaz de hacerle sombra en unas elecciones al mejor equipo a temporada europea.El club de Turín inició su ejercicio como caja de resonancia para la filosofía impuesta en su buque nodriza, la empresa Fiat. Presupuesto restrictivo, racionalización de, productos, regulación de empleo y reconversión administrativa. La materia prima de importación era de calidad correcta, sin más. Se anunciaba que hasta Roberto Baggio no continuaría si un nuevo contrato para el antiguo balón de oro se convirtiese en cuestión de oro y moro.
Las ventas de Andreas Múller y Dino Baggio parecían haber debilitado todavía más al conjunto, que acabó el ejercicio pasado a tres puntos del Milan y con tan sólo tres victoria! en campo contrario. Los extranjeros, el alemán Kohler, el portugués Paulo Sousa y el francés Didier Deschamps, se incluían entre los menos llamativos de la serie A y, en lugar de marcar diferencias creativas, sudaban en la sala de máquinas sin llegar a tocar el timón. El techo profesional del nuevo técnico, Marcello Lippi, topó con el sexto puesto conseguido por el Nápoles durante la temporada pasada. Para mejorar recetas anteriores, el Juventus no parecía tener ni ingredientes ni cocinero.
El Juventus, sin embargo, reconoce su deuda con Lippi y le ha prolongado su contrato por dos años y le garantiza unos 150 millones de pesetas por cada uno. Es que la espectacular marcha del equipo ha dado fuerza a la entidad a la hora de renegociar el contrato de alquiler en el Stadio delle Alpi que tanto le disgusta a raíz de los derechos que paga y la exclusiva ajena sobre la publicidad estática que le birla importantes ingresos. Si Lippi consigue que sus hombres levanten el scudetto, la próxima Liga de Campeones inyectará suficientes francos suizos para sanear su estado de cuentas.
Tanto crédito para Lippi puede extrañar a los que prefieren- dedicar los triunfos a figuras como Baggio o Vialli, comprados por cifras mareantes cuando las vacas todavía eran gordas. Pero nadie pretende que el Juventus practique el fútbol más vistoso de la serie A. La campaña ha sido una exhibición de espíritu colectivo fomentado por un entrenador que ha sabido sacar el mayor rendimiento posible de cada una de sus piezas.
Su juego es un acoso continuo al contrario. Carrera, Kohler, Ferrara y Torricelli despliegan una contundencia comparable con cualquier defensa del pasado. La chispa del portugués Sousa es contagiosa. El francés Deschamps sale de las tinieblas para robar balones y cortar los avances del rival con unas faltas que raramente tienen suficiente aparatosidad para que aparezca la tarjeta amarilla. El seleccionador italiano Arrigo Sacchi ha convocado al todoterreno Conte para el compromiso del miércoles en Lituania.
Pero ponen las tablas para que bailen las figuras. Ausente Baggio, el joven Del Piero -ofrecido al Parma durante el verano pasado- se lanzó a la fama. Viálli ha reverdecido suficientes laureles que le relacionan de nuevo con la selección. Ravanelli también ha sido convocado.
Sólo hay que ver la corpulencia de Vialli y Ravanelli para adivinar que la delantera del Juventus no es nada poética. Comparten más de la mitad de, los goles del conjunto gracias a un acoso físico que supone un enorme desgaste para la defensa contraria. Han anotado ambos un elevado porcentaje de goles tardíos marcados a rivales agotados. No deleitan, pero arrollan.
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