La oportunidad que tuvo el jefe

En mi coreografía, Cuatro estaciones, he escogido la música de Vivaldi, en la que me ha inspirado. Hablo de las estaciones o épocas en la vida de una persona, en las relaciones de amor, en nuestro interior.He contado con siete compañeros. No sólo he pensado en sus cuerpos o su técnica, sino que también he tenido en cuenta su capacidad de expresión en el escenario.

Me gustaría hacer coreografías porque me interesa, pero no sé si es una salida.

Me he inspirado en la música de Greetje Allard, una cantante holandesa de jazz. Lo hice porque oyendo a esa intérprete me parecía estar escuchando dos voces, dos sentimientos distintos, aunque sólo había una persona detrás de los sonidos. Quise crear algo así con el movimiento. Introduje dos cuerpos que mostraran dos lados diferentes de una sola personalidad, que pusieran al descubierto los conflictos interiores de una persona.Elegí a EMmanuele Broncin y Catherine Habasque porque, cada una podía expresar el carácter y sentimientos de esas dos voces que yo encuentro escuchando a esta cantante. Las dos muestran similitudes en su carácter, como es la fortaleza, pero una es más suave y otra más dura, por lo que ahí vi esa oposición.

Hacer coreografías lo veo como una posible salida cuando ya no baile. Esta es una experiencia estupenda para ver qué puedo sacar de mi interior, qué posibilidades hay de que aquello que imagino pueda expresarlo en una puesta en escena. En cualquier caso, me podrá servir para entender lo que siente un coreógrafo cuando está intentando que le entendamos. A lo que habría que añadir mis inseguridades a la hora de crear una coreografía, algo que quería hacer pero no me atrevía. Ha sido muy bueno ha cer esto para desbloquear algo que no salía de mí.

Mi coreografía, A sky blue sky (dedicada a Christopher), es un trabajo con el que he tratado de moverme en el mundo de los sueños. Algo onírico que roza puntos de la realidad.He elegido a mis compañeros Nathalie Buisson, Tony Fabre y Kevin Irving porque me inspiran muchísimo como bailarines, y eso es algo fundamental para mí a la hora de crear un trabajo. No he tenido ningún problema a la hora de darles órdenes, son profesionales y han trabajado con muchos coreógrafos.

Ya había hecho alguna pequeña coreografía, pero no me planteo si elegiré este campo de la danza, lo importante para mí es ver cómo me desenvuelvo en este terreno.

Sólo pretendo narrar estados de ánimo, y más concretamente los que se dan entre nosotros cuando no estamos en el escenario, las relaciones entre nosotros. De ahí que empiece por el final de una función.No pensé en nadie en concreto a la hora de elegir a los siete bailarines que participan.

Hacer coreografías es un posible paso una vez tenga que dejar de bailar. Pero convertirse en coreógrafo no es algo que uno elija porque sí, tienes que sentirlo y que te surja de dentro.

No hay ninguna intención de contar nada en mi coreografía Des-ángel-hada. De hecho surgió de una improvisación, de manera súbita y repentina, me he limitado a dejar que fluyera todo.Elegí para bailar esto a Cati Arteaga y Yoko Taira porque son personas con las que tengo mucho contacto y, por conocerlas más, pensé, quizá egoístamente, que podía sacar más partido de ellas, al margen de que siempre apetece trabajar con aquellas personas con las que tienes más afinidad.

Me apetecía mucho hacer alguna coreografía, es un oficio que veo como una posible salida profesional. Siempre me ha interesado, mientras que lo de dar clases no me. atrae tanto, pero tengo claro que hay que valer, y ésta es una manera de averiguar si realmente tengo aptitudes para ello. Tengo que averiguar si me gusta ser coreógrafo, un trabajo en el que no te puedes centrar sólo en el baile, también cuentan las luces, la música y otros elementos. Esta es un buena experiencia para comprender desde más ángulos el mundo de la danza.

Mi coreografía es una forma de decir adiós a un persona que perdí hace un año. Trato de hablar de esa especie de viaje que se hace a otro lado, a otro sitio que no sabemos cómo es y dónde está. Intento narrar cómo una especie de ángeles o espíritus le acompañan en su viaje.Rami Levi me encanta y no quería prescindir de él, porque me interesa cómo se mueve y nos entendemos a la hora de traducir palabras en movimientos. Ellas, Alexandra Scott y Ruth Maroto, que me encantan, son perfectas para lo que quería hacer.

Para ser coreógrafo hace falta talento y que te guste mucho, porque, si no, se viviría como una salida de emergencia, algo que puede ser nefasto, porque el que crea tiene que estar convencido desde el interior de sus entrañas, no con la cabeza; si no, es imposible que transmita algo a los espectadores, aunque sea un trabajo lleno de perfección técnica. Yo tenía que hacerlo como homenaje a alguien que perdí, pero por ahora nunca barajo la posibilidad de ser coreógrafo. Bueno, miento, no lo pensaba antes, pero desde que he hecho esto creo que me ha entrado algún veneno. Y la verdad es que desde hace un mes rondan por mi cabeza otras cosas.

TONY FABREFrancés, 30 años

En mi coreografía ¿740 24 12 o 740 24 13?, realizada con un collage de músicas, cuento el proceso de seducción de dos personas que se ponen a ligar.Tenía muchas ganas de bailar. con Catherine Allard, y nunca había tenido la oportunidad en esta compañía. Además me interesa su fuerza y que no tiene miedo a ser actriz e interpretar al tiempo que baila. Ella me ha ayudado mucho en mi trabajo.

Es la primera vez que hago una coreografía. Sólo me preocupa bailar y bailar, pero no descarto que sea una posible salida. Lo importante es tener la oportunidad de comprobar si realmente es un. camino a elegir en el futuro. Además, si eres bailarín, sólo te piden bailar, y es apasionante pensar en otras cosas como la música, las luces, el vestuario y sobre todo la puesta en escena de manera global.

Taller de Coreografía. Teatro de Madrid (metro Herrera Oria-El Pilar). A beneficio de ANADE. Domingo 23 de abril, a las 20.30. Función única. De 500 a 2.800 pesetas. Servicio Tel-entrada, teléfono 538 33 33.