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LA SUCESIÓN DE MITTERRAND

Los franceses reflexionan hoy sobre qué candidato disputará la presidencia a Jacques Chirac

RICARDO M. DE RITUERTO ENVIADO ESPECIAL Los franceses viven hoy una jornada de reflexión en la que uno de cada tres tiene aún que decidir si va a votar y a quién. El gaullista y alcalde de París, Jacques Chirac, tiene garantizado el pase a la segunda vuelta, per o nadie se atrave a vaticinar quién le disputará el 7 de mayo el Elíseo. Los últimos sondeos dan ligera ventaja al socialista Lionel Jospin sobre el primer ministro Édouard Balladur, pero la diferencia es tan mínima -entre el 20% y el 21% para Jospin, frente a una horquilla que va del 17,5% al 20,5% para Balladur- que todo depende de los indecisos.

Un enfrentamiento entre los dos candidatos de la derecha tendría espectaculares consecuencias para el sistema político francés.Chirac, Jospin y Balladur gastaron ayer la última pólvora propagandística en pequeñas reuniones por provincias, tras los grandes mítines de cierre de campaña celebrados en la noche del jueves. El alcalde de París fue el más discreto y estuvo hablando con un estudiante en un intento de atraerse el voto joven, contrario por naturaleza al actual régimen: 14 años de presidente socialista y dos años de un primer ministro que está en las antípodas de los que la juventud representa.

Jospin insistió en su deseo de estar en la segunda vuelta y, acuciado por unos sondeos que ponen en peligro ese objetivo en favor de Balladur, apeló a quienes le escuchaban "a no dispersar el voto y a concentrarlo ya desde la primera vuelta" para hacer frente a "dos candidatos que defienden la misma política". El candidato socialista fue el que más vigoroso estuvo ayer, y volvió a repartir mandobles entre sus dos rivales de la derecha, después de haber estado concentrado el fuego en los últimos días en Chirac y dar por desahuciado a Balladur.

El primer ministro, a quien los institutos de opinión vuelven a dar esperanzas, dice confiar en el buen juicio del pueblo francés, que sabrá apreciar los esfuerzos realizados por su Goberno para salir de la crisis económica.

Atmósfera de victoria

La moderación de ayer de los candidatos era debida a que el último gran esfuerzo de la campaña de esta primera vuelta lo habían realizado la noche anterior. En París, donde la estrella fue Chirac, la atmósfera era de victoria holgada. El mitin no respondió a las expecativas, ni el alcalde de París demostró estar en plena forma. En el pabellón del Jardín de las Flores de Vincennes flotaba como una sensación de que lo gordo del trabajo ya estaba hecho y que había que darse un respiró antes de lanzarse a la batalla en la segunda y decisiva ronda. Chirac, afónico, tuvo que insistir en la necesidad de seguir peleando por el triunfo: "No hay victoria que se consiga por adelantado", dijo. "No hemos ganado todavía".

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Jospin y sus seguidores en el feudo socialista de Lille se sentían ya en la segunda vuelta, para la que ya tienen trazada toda la estrategia. Allí arremetió el socialista contra el gaullista, al que acusé de demagogo, de veleta oportunista y de autoritario. Balladur, desde Lyón, "tierra de equilibrio y de mesura", principios muy apreciados por él, abogó por "el cambio en la seguridad" y reiteró que ha hecho pocas promesas y asumido pocos compromisos, pero que siempre ha cumplido y lo seguirá haciendo.

La campaña electoral que concluyó la pasada medianoche -que llegó a ser tildada de "asquerosa" por Charles Pasqua, ministro del Interior y gran adalid de Balladur, debido a las críticas que se granjeó por sus meteduras de pata-, ha estado lejos de ser atractiva, polémica o ideologizada.

El único incidente de un cierto calado ha sido la disputa en, torno a la libertad de expresión del gobernador del Banco de Francia y, como corolario, a la indepedencia del banco emisor y a la estabilidad del franco.

Los restantes seis candidatos desde la trotskista y aspirante desde 1974, Arlette Laguiller, al ultraderechista y xenófobo Jean-Marie Le Pen han pasado este año sin pena ni gloria. El bicho raro ha sido en esta ocasión el desconocido Jacques Cheminade, de ideologia inclasificable, quien ayer manifestó que su objetivo es conseguir el 1% de los sufragios, es decir, algo por encima de lo que le auguran los sondeos de opinión. El gran enigma es ahora saber quién se hará mañana con la segunda plaza. Si Jospin pasa, el sistema seguirá como hasta ahora, pero si Chirac tiene que batirse el cobre con Balladur, Francia y sus principales partidos pueden verse abocados a partir del 7 de mayo a un dramático reajuste.

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