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Las ciudades con restricciones pagan el agua más barata que las que la tienen en abundancia

El agua es todavía un recurso gratuito en España, pero el precio de llevarla depurada hasta los hogares dista mucho de reflejar su atuténtico coste, según revela un estudio elaborado para el Ministerio de Obras Públicas sobre la factura que se paga en cada una de las 51 capitales españolas. Según el estudio, os residentes en varias ciudades con restricciones son los que más barata la pagan. El consumo apenas repercute en sus bolsillos; no se aprecia lo que vale. En las facturas domiciliarias de Barcelona, Las Palmas, Murcia o Madrid, por el contrario, sí que figura el coste del saneamiento y la depuración de las aguas residuales. Expertos y ecologistas apuestan por poner un precio real al agua, pero muchos ayuntamientos se resisten.

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Los residentes en varias capitales de provincia se pueden permitir el lujo de gastar mucha agua, pero a otros les cuesta un pico. La diferencia no depende de la disponibilidad de este recurso, tan escaso hoy día. Quienes viven en Jaén, por ejemplo, figuran entre los que menos pagan: 38,8 pesetas el metro cúbico. Nadie diría que en los últimos años han sufrido fuertes restricciones. Sólo les queda agua hasta octubre.A los residentes en Toledo les ocurre otro tanto. Son unos privilegiados. Los dos pantanos que almacenan agua para la ciudad están inservibles hace tiempo; en parte se nutre de agua tomada directamente del Tajo, que debe ser fuertemente tratada para su consumo. No importa. Los toledanos pagan el agua aún más barata que los de Jaén, 36,1 pesetas por metro cúbico de media ponderada.

Algo similar ocurre en Ciudad Real, donde las escasas reservas disponibles para su abastecimiento se encuentran en situación de prealerta, y los 100.000 residentes en la capital y poblaciones de su entorno tienen para aguantar hasta el mes de noviembre próximo. A pesar de ello pagan el agua a 54,8 pesetas el metro cúbico, casi cuatro veces más barata que los que viven en Barcelona.

Agua para los turistas

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El caso de Granada es también ejemplar. Los 350.000 residentes del Alto Genil tienen un respiro estos días. En función del público que allí acude durante la Semana Santa, el ayuntamiento ha reducido las restricciones temporalmente, pero sólo les queda agua hasta noviembre. La pagan tres veces más barata que en Barcelona.

En Cádiz llevan tres años con restricciones. En esta situación, no es como para exigir que paguen un alto precio por el agua que reciben a cuentagotas. Sin embargo, las 74,7 pesetas que les cuesta de promedio el metro cúbico no invitan a que el millón de usuarios de la capital y poblaciones de la bahía gaditana extremen su ahorro. En la base militar de Rota, los norteamericanos tienen racionada el agua para mantener las plantas de los tiestos. Castigan al que incumple la norma y premian con viajes a las familias que baten el récord en reducir el consumo.

La relación de precios procede de un estudio realizado entre septiembre de 1994 y enero de 1995 en 51 municipios, tras evaluar la media aritmética de su estructura tarifaria para el agua doméstica, incluyendo el abastecimiento, saneamiento y depuración.

La repercusión de estos costes hace que en ciudades donde el agua recibe un tratamiento completo el recibo sea más alevado, como es el caso de Madrid o Barcelona. En Murcia o Alicante, el precio se debe a que pagan trasvase desde el Tajo-Segura, y en Las Palmas de Gran Canaria, al proceso de desalación de agua marina para hacerla potable.

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