Estruendo aragonés

El estruendo de bombos y tambores rompe en el Bajo Aragón turolense el silencio del recogmiento penitencial. Millares de porras y palillos suenan al unísono. Se "rompe la hora" y el ruido no dejará de retumbar por las calles de Albalate del Arzobispo, La Puebla de Hijar, Alcorisa, Hijar, Andorra, Samper de Calanda, Urrea de Gaen, Alcañiz y la buñueliana localidad de Calanda.El programa comienza a las doce de la noche del Jueves Santo. La cita de Calanda se traslada hasta el mediodía del viernes y una hora y media después en Alcañiz, donde los tambores son los únicos protagonistas.

No importa el correr de la sangre en las manos de los cofrades tras aporrear horas y horas los bombos. El reto está en picar a otra cuadrilla y reventar su ritmo hasta hacerles venir al que ellos están llevando. El estruendo hace temblar las paredes y balcones de los edificios, en una representación del abrirse de la tierra a causa de la muerte de Cristo, según la interpretación religiosa o en recuperar las danzas ancestrales íberas.

Los vecinos de los distintos pueblos intercambian recorridos para participar en ceremonias como los despertadores, que a las dos dé la madrugada del viernes santo en Hijar recorren la parte histórica de la localidad con sus salmodias.