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Un viejo periodista se despide amordazado

Indro Montanelli atribuye el fracaso de 'La Voce' a la muerte de la derecha liberal

`El día de los chacales', titulaba ayer a toda página el número postrero de La Voce, ilustrado con una gran fotografía de Indro Montanelli amordazado. Y al lado, un editorial, el último firmado por el octogenario periodista, para explicar el fracaso que ha conducido al cierre del diario que fundó hace un año. La Voce, razona Montanelli, nació para ser "el periódico de una derecha verdaderamente liberal, anclada en valores como el espíritu de servicio y el sentido del Estado". Pero "esa derecha fiel a sí misma" ha resultado ser en Italia "una élite demasiado exigua para nutrir un diario". El periódico de Montanelli vendía unos 50.000 ejemplares cuando, para subsistir, hubiera debido colocar más del doble en el mercado.La última batalla del viejo periodista, que asegura que está "cansado, muy cansado", concluye así entre lamentaciones por "la pavorosa caída de la publicidad, debida a la terrible competencia de la televisión", por la multiplicación de los costes, ya que el precio del papel se ha duplicado en pocos meses", y por "la distorsión del mercado, obra de los grandes periódicos, con su carrera desenfrenada en la publicación de suplementos y oferta de gadgets".

El periodismo, según Montanelli, debería responder a otros móviles. Por combatir más duramente a una izquierda que había gestado en su seno el monstruo del terrorismo, del que él mismo fue víctima, Montanelli dejó a mediados de los años setenta una posición envidiable en el Corriere della Sera, donde trabajó durante siete lustros. El 22 de marzo de 1984, cumplidos ya los 85 años, sonó la hora de la Voce y de la guerra contra "la derecha falsificadora y abusiva" que Montanelli percibía en la carrera política de Silvio Berlusconi, editor de su Giornale. El viejo periodista estaba seguro de llevarse consigo los 140.000 lectores del último diario citado. Pero perdió dos tercios.

De poco sirvió que Montanelli explicara que su aproximación a la izquierda era un subterfugio contra el "extremismo de derechas" en el que, como conservador moderado, cifra hoy el principal peligro.

Tampoco bastó que aceptara una titulación espectacular y un estilo gráfico del que es poco amigo, pues prefiere los diarios tradicionales. El "periodismo gritado gusta a los jóvenes, pero éstos son volubles. Hoy te compran y mañana no", ha dicho Montanelli.

El pasado martes convocó una asamblea para decir a los 40 periodistas que le siguieron a La Voce dejando otros trabajos seguros: "Os pido, perdón. He fracasado". Luego lloró, cuando la Redacción le aplaudió durante 15 minutos.

Se insinúa, además, otra versión de la crisis: que el ex director de Il Sole-24 Ore y ex presidente de la RAI, la televisión estatal italiana, Gianni Locatelli, representante del empresariado de La Voce, puede estar preparando un relanzamiento del periódico con otro equipo directivo. Se dice que tras ese intento podría estar la mano de Berlusconi.

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