Todos los candidatos franceses prometen el cambio
Los nueve candidatos a la presidencia de Francia parecen de acuerdo en que la palabra cambio es el talismán de la elección. No es raro, dadas las protestas laborales y sociales que sacuden, el país: ayer fue a la huelga, por primera vez en 20 años, la Seguridad Social. El lunes, comenzó oficialmente la campaña, con lo que el tiempo de aparición de los candidatos en televisión quedó reglamentado. Cada uno dispondrá de un minuto diario en la cadena pública France 2 hasta el día 23, al margen de comparecencias más amplias, pero idénticas entre sí. En nueve minutos de vértigo, los nueve aspirantes prometieron en sus primeros 60 segundos un cambio respecto a los 14 años de Mitterrand.Abrió el carrusel Arlette Laguiller, candidata trotskista de Lucha Obrera, la más veterana de todos. Su mejor resultado lo obtuvo en 1981, cuando recogió 660.000 votos, casi un 2,5%. La infatigable trotskista apareció sola en pantalla, muy seria, para protestar contra la "situación dramática" de los trabajadores y denunciar los "enormes beneficios" de los patronos.
El segundo fue Édouard Balladur, Quizá porque uno presume de aquello que le falta, se exhibió en gran mitinero: sonriente, simpático y triunfal entre una multitud fervorosa, con una cría en brazos que sostenía a. su vez un osito de peluche. Prometió "responder a la necesidad de esperanza y de cambio", y concluyó, con su voz en off sobre fondo de mitin: "La política, para mí, es la verdad".
Luego fue Jacques Cheminade, el casi desconocido espontáneo que ha logrado colarse en la primera vuelta gracias al apoyo de pequeños alcaldes de izquierda, que le creyeron cuando se definió como de izquierdas y seguidor del mítico Jean Jaurés. Mensaje catastrofista sobre imágenes de la Bolsa: "Una onda de choque financiera se expande por el mundo, destruyéndolo todo desde México a París". Cheminade, condenado por estafar a una anciana y pendiente de recurso, exige acabar con la "especulación internacional" y mantiene la incógnita sobre su ideología.
Philippe de Villiers, de la derecha papista y antieuropea, propone unas cuantas imágenes de la Francia feliz (niños, deporte, perros, barcos) entre las que intercala su fotografía y aparece al final para . proponer "dos valores: la libertad y la honestidad".
El ultraderechista Jeán-Marie Le Pen, del Frente Nacional, embiste como de costumbre. Utiliza los 60 segundos para denunciar a Chirac, Balladur y Jospin, "los tres compadres de la cohabitación socialo-gaullista", responsables de la "ola de corrupción", y promete erigirse en 1a sorpresa en la primera vuelta".
El justiciero Jospin
Después de Le Pen, Lionel Jospin es un descanso. El socialista aparece, como Balladur, en un mitin, y luego se presenta de pie ante la cámara, más bien rígido, para proponer "una Francia más sólida y más justa", sin "la miseria intolerable" del presente.El comunista Robert Hue elige una dulce música de acordeón y unas imágenes costumbristas para respaldar su mensaje: "Todo el mundo dice que el candidato comunista puede progresar", afirma. E intenta retener a los votantes pragmáticos tentados de irse hacia Jospin: "El auténtico voto útil es decir lo que uno piensa". Dominique Voynet, ecologista de izquierda, opta por un rap con las palabras "democracia solidaridad" y "ecología", y propone la jornada semanal de 35 horas.
El gran mitinero Jacques Chirac se presenta de forma intimista, en conversación con una joven a la que explica su voluntad de "comprender los auténticos problemas de los franceses". Denuncia la "crisis social sin precedentes" y aboga por "un cambio, de política, un cambio de prioridades". Concluye con su manzano emblemático, la más poderosa imagen de la campaña, y una palabra: "Cambiar".
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