Victoria agónica del Valladolid

El Valladolid ha comenzado un viaje sin retorno. El camino a la Segunda División está marcado pero a Fernando Redondo y a sus hombres les queda una mínima esperanza. La victoria agónica conseguida ayer ante el Oviedo ha supuesto un oasis para un equipo cansado de caminar por su desierto particular de rescisiones de contrato a jugadores, cambios de entrenador y motines contra los preparadores físicos.

El conjunto blanquivioleta llevaba cinco jornadas sin puntuar mientras que el Oviedo llegaba a Valladolid con la intención de prolongar un domingo más su imbatibilidad, que mantienen desde las 11 jornadas anteriores.

El equipo ovetense comenzó el partido intentando imponer su ritmo. Los hombres de Radomir Antic son amigos del balón y Prosinecki avisó pronto de sus intenciones. Los de Fernando Redondo sabían lo que tenían que hacer pero no sabían cómo y sólo un error de la defensa del Oviedo al borde del área permitió que el Valladolid encontrase el camino hacia la victoria. Nilson, a trompicones, batía la meta de Mora, lo que permitía al equipo vallisoletano tomar el aire necesario para salvar una situación insostenible.

El agobio del Oviedo sembró de nervios la zaga blanquivioleta y un error en cadena de los centrales vallisoletanos daba a Oli el gol del empate. El Valladolid comenzó entonces a ver la segunda de cerca, pero la amenaza surtió un efecto inmediato y Urban, en un desacostumbrado arranque de energía, solventó la situación con un disparo cruzado que Mora no pudo alcanzar.