Poblaciones en pie de guerra
Varias de las obras de emergencia incluidas en el decreto ley para paliar la sequía del pasado mes de febrero se encuentran paralizadas. Si se hubieran realizado en los plazos previstos, las poblaciones afectadas por restricciones no tendrían ahora sus abastecimientos amenazados de extinción. En la mayoría de los casos el retraso se debe a la férrea oposición de las poblaciones con excedentes de agua a cederla a quienes la necesitan, o a marcos legales insalvables. Trasvase a Murcia. La supervivencia de los árboles frutales en Murcia está en peligro. El año pasado la falta de agua provocó la pérdida de la cosecha, aunque no el capital fijo invertido: los frutales. Este año no se prevén dotaciones de agua para mantenerlos porque la Ley del Acueducto Tajo-Segura estipula que el cauce del Tajo en Aranjuez no puede ser inferior a los 6 hectómetros cúbicos / segundo. Este caudal lo proporciona el desembalse del pantano de Entrepeñas-Buendía, que está dejando sin reservas las dotaciones para el trasvase al Segura cuando sean imprescindibles. Valencia y Murcia piden que se reduzca de 6 a 4 hectómetros el caudal en Aranjuez y destinar ese ahorro para salvar ya no la cosecha, sino,, el capital fijo invertido en los árboles. Pero eso sólo sería posible si se modificara la ley.
Abastecimiento de Marbella. Los 162.000 residentes en Fuengirola, Marbella y Estepona, localidades de gran demanda turística, padecen un régimen severo de restricciones. La primera población se ha dividido en dos zonas, que se alternan un día con otro el uso del agua. Las otras dos están sin ella durante 16 horas diarias. Para paliar esta situación se proyectó en febrero la perforación de sondeos en el acuífero de la Sierra Blanca y Sierra de las Nieves. Los trabajos no han podido iniciarse porque la Agencia del Medio Ambiente de Andalucía no ha dado los permisos. Los alcaldes de las poblaciones serranas protestaron porque las extracciones de agua podrían perjudicar a las masas forestales.
El frente de Vélez-Málaga. La capital malagueña atraviesa uno de los peores años de la historia de sus abastecimientos. Las reservas de los pantanos de los que se nutría están completamente mermadas y el medio millón largo de sus habitantes fijos soportan restricciones durante seis horas diarias. Hace pocos años se construyó, a pocos kilómetros de la costa, en la cuenca del río Guaro, el embalse de La Viñuela, con una capacidad de 170 hectómetros cúbicos de agua. Paradójicamente, este embalse y el de Cuevas de Almanzora son los únicos de la Costa del Sol que disponen de reservas, 38 y 101 hectómetros cúbicos, respectivamente.
Desde que se planteó la posibilidad de ejecutar una conducción desde este embalse para conectarlo provisionalmente a la red de Málaga, el alcalde socialista de Vélez-Málaga y otras comarcas situadas aguas abajo de La Viñuela se han atrincherado contra el proyecto. Dilema a resolver: o no se hace o se hace manu militari y estalla la guerra.
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