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Los Veinteañeros, al asalto

Carlos Arribas

Son cuatro que aún no han cumplido los 30 años y que creen que ya ha llegado la hora de que algunas caras demasiado vistas abandonen ya los puestos de honor. Prometen emoción aunque algunos les culpan de producir aburrimiento. "Es que somos muy buenos y fallamos poco", responden ellos. Tres ya saben lo que es ganar un grande. John Daly -el único que se sale del molde- lo hizo en 1991 en el PGA. Ernie Els y José María Olazábal, el año pasado, en el Open de Estados Unidos y en el Masters de Augusta, respectivamente. A ninguno le, disgustaría repetir, ni a Mickelson estrenarse. ERNIE ELS

"El próximo Dios dice el veterano Curtis Strange de Ernie Els, un surafricano de 25 años que se pasó la mil¡ dando clases de golf a los generales. Ganó en 1994 el Open de Estados Unidos, convirtiéndose en el tercer golfista más joven en vencer un grande desde la II Guerra Mundial. Destaca por su temperamento, su fuerte drive y su capacidad, aprendida, para jugar bien bajo presión. Arriesga menos que en sus comienzos. Todos pronostican que ganará los cuatro grandes antes de cumplir los 30 años. Si quiere, puede con Auguista. Para otros tantos, será la gran incógnita del primer grande del año. ¿Tendrá su famosa punta de velocidad final, donde la voluntad se.. traduce en un buen golpe?

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Es aún amateur, no llega ni a los 20 años y no hace honor a su nombre: llega haciendo ruido. Debutará en el Masters como campeón amateur de Estados Unidos haciendo pareja con Olazábal.

MICKELSON

Un jugador zurdo de 23 años iba a ser el boom del Masters de 1994, pero se cayó esquiando en marzo y se tuvo que perder la cita. Tras la sonrisa de monaguillo de Phil Mickelson se esconde una fuerte voluntad, una determinación de asesino nato -empezó a jugar al golf al año y medio de nacer y juega con la izquierda, a pesar de ser diestro para todo lo demás, ya que aprendió viendo jugar a su padre, imitándole como si fuera un espejo- y varias debilidades: la presión le puede y su S wing, base del juego, no es todo lo bueno que debería. "Suele pegar una serie de malos golpes durante cualquier torneo y eso, en un grande, es mortal", dice el guru David Leadbetter. "También encadena series increíbles de birdies, pero los grandes los ganan los jugadores que cometen menos errores". Quizás su primer grande tarde en llegar.

OLAZÁBAL

La personalidad de José María Olazábal sorprende en Estados Unidos. No saben por dónde agarrar al español en el país en el que el dinero es Dios. "Es un poeta en un campo de golf', dice admirativo Mark McCormack, el fáctotum de IMG, la empresa que lleva los asuntos económicos de la mayoría de los golfistas. Allí no entienden que, por ejemplo, Olazábal renuncie al sustancioso Mundial, que se juega el 31 de diciembre, sólo por quedarse en San Sebastián para ir de compras con su madre. Los analistas, que no contaban con él para ganar el Masters de 1994, dicen que es todo corazón y determinación, valor y tenacidad, pero que tiene un mal drive y un pésimo agarre del palo. Le salvan dicen, su magnífico juego corto con los hierros y con el putt en el green. Lucha desesperadamente para que durante la semana de Augusta no se note que llega corto de preparación debido a una operación en un pie.

JOHN DALY

"Mata", piensa cuando golpea la bola John Daly, el salvaje. El californiano, de 28 años, entró con estrépito en la historia del golf -invitado de última hora al PGA de 1991, se pasó la noche conduciendo para llegar al campo y ganó el torneo- y el ruido no le ha abandonado desde entonces. Sus modales y su afición a la bebida -empezó dándole en el instituto, ha estado tres veces hospitalizado por beber y ahora se declara alcohólico en tratamiento-, que le han creado problemas en los enmoquetados despachos de la PGA, sin embargo, no han hecho nada por aminorar la pasión que siente el público por él, el pegador más potente del circuito. A Daly, por cierto, no le xviene nada mal el campo de Augusta: él le pega fuerte a la bola y eso es una ventaja siempre que el proyectil no se vaya al rough, una característica de la que carece el Augusta National Golf Club.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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