_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Primavera

Julio Llamazares

La primavera ha entrado esta semana y en Madrid ya se empieza a notar su presencia: tardes más largas, flores en los jardines, alergias, pólenes, crímenes, bodas y un nuevo libro de Antonio Gala. Quienes dicen que en Madrid la primavera es un suspiro tan efímero que ni siquiera nos da tiempo a detectarlo están MUY equivocados. Si hay una estación real, característica de Madrid, ésa es la primavera.La primavera llega siempre a Madrid a su verdadero tiempo, sin adelantos como en el Sur y sin retrasos como en el Norte. Suele hacerlo, además, despacio, anunciándose previamente, como las bodas, con lo que su llegada nunca coge por sorpresa a nadie. De hecho la primavera se anuncia siempre con una boda sonada (este año dos: la de Rocío y la de la Infanta) y con los anuncios de El Corte Inglés, esa unidad de destino en lo comercial que es ya lo único que nos une a los españoles y que le da, por tanto, patente a sus directivos para regular el año. Desde las autonomías, la primavera, el verano, la vuelta al colegio y hasta las Navidades ya . no empiezan cuando dice el calendario, ni siquiera cuando lo dice el Gobierno, sino cuando lo decide El Corte Inglés en función de cómo vayan las rebajas.

Para los madrileños, no obstante, la primavera no sólo es la estación más bella, incluso más que el otoño, sino la estación por antonomasia. Aparte de la alteración que produce a todo el mundo y de la euforia de la que llena sus calles, Madrid recobra en la primavera su mejor pulso hasta el punto de que celebra en ella sus fiestas, al revés que la mayoría de los pueblos y ciudades españoles, que lo hacen normalmente en el verano. Lo cual marca ya una diferencia de entrada. La que va de una ciudad para la que la primavera es la estación principal del año a otras para las que la primavera sólo la antesala del verano.

Madrid, como no tiene verano, o como el verano es en ella un paréntesis de siesta o una disculpa para la huida, lo celebra en primavera y por eso ha hecho de ésta su centro de gravedad y su mejor estación, a pesar de las bodas y de los libros de Antonio Gala.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_