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Las élites emergentes en Rusia pretenden posponer las elecciones hasta consolidarse

Pilar Bonet

Las elecciones del Parlamento y del Presidente de Rusia (en diciembre de 1995 y junio de 1996 respectivamente) acaparan ya las energías de los políticos de este país. No obstante, y pese a las garantías que el proceso democrático ha recibido del presidente Borís Yeltsin, las nuevas élites en el poder en Rusia persisten en su empeño de congelar los comicios para consolidarse y acabar de repartir los bienes del Estado soviético.Un ferviente defensor de esta posición es Vladímir Shumeiko, el jefe del Consejo de la Federación (Cámara alta), que, en su ofensiva por prolongar el mandato de los senadores elegidos por dos años en 1993, ha tratado de persuadirles de las ventajas de poder utilizar el status político para dedicarse a sus negocios.

Así las cosas, no es sorprendente que la ley que debe configurar la Cámara alta del Parlamento ruso no haya comenzado a debatirse aún, mientras la Duma Estatal (Cámara baja) discute la ley electoral para esta Cámara que, en su versión actual, prevé un sistema mixto, con 225 diputados elegidos por listas de partidos en una circunscripción federal única y otros 225 en distritos por sistema mayoritario.

La reactivación de partidos políticos ya existentes, la fundación de otros nuevos y el tanteo para la formación de bloques electorales están a la orden del día. en Rusia, ante la indiferencia de una población que apenas reacciona con acontecimientos como la guerra de Chechenia.

Conciencia popular

El pasado fin de semana, en la ciudad de Omsk, en Siberia Occidental, Aleksei Kazánik, el ex fiscal general de Rusia, presidió el congreso constituyente de una nueva organización, el Partido de la Conciencia Popular, cuyo mensaje es la renovación moral del país y su bandera la figura carismática de su líder.

La presencia de casi 600 delegados llegados a Omsk (a 3.000 kilómetros de Moscú) desde 54 de las 89 regiones de Rusia, para participar en la fundación de ese partido indica que en Rusia hay terreno para un partido de centro que haga hincapié en la renovación moral, aunque el reflejo de este factor en las urnas es aún una incógnita.

Los observadores coinciden en afirmar que los candidatos necesitarán mucho dinero para las próximas elecciones, que tendrán como telón de fondo una lucha encarnizada entre los sectores económicos emergentes por influir en la política.

En una entrevista con el diario Komersant Daily, Oleg Boiko, el presidente de la compañía financiera Olbi, ha abogado a favor de que las elecciones se aplacen un par de. años hasta que se noten los efectos de la privatización. A raíz de la guerra de Chechenia, Boiko, que ha financiado el proyecto político liberal dirigido por el economista Yegor Gaidar, se ha decantado hacia posiciones más autoritarias.

El empresario, importante socio del prestigioso diario Izvestia, es uno de los inspiradores de un nuevo grupo parlamentario que apoya al presidente, bautizado como Estabilidad . Este grupo ha logrado reunir a 35 diputados de la Duma Estatal (la Cámara baja del Parlamento) haciendo estragos, en otras facciones, incluida la que dirige Gaidar, "La sociedad debe entender que no recibirá nada de las elecciones, a pesar de su desencanto del entorno", señalaba Boiko, según el cual es "más importante, conservar, el balance de fuerzas políticas existentes, que, después de todo, no es tan malo".

Las declaraciones del financiero han sido interpretadas como la posición de un grupo de ocho poderosos bancos, y empresas rusas que son accionistas en el proyecto de transformar el primer canal de la televisión en una sociedad anónima.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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