Entre el récord y el gol fantasma

La expedición del Espanyol puso un pero a la derrota. Reclamó un gol que el árbitro no concedió: un cabezazo de Roberto (minuto 42) que Buyo despejó. Desde dentro de la portería y con la línea de gol rebasada según la versión visitante. Desde dentro del campo según la decisión del árbitro. El protagonista de la jugada, el centrocampista Roberto, no tenía ninguna duda: "Tengo toda la sensación de que fue gol. El gesto de Buyo, tirándose hacia atrás, me hace entender que el balón entró. Aunque mi perspectiva no era buena, estoy convencido de que fue gol". Su entrenador, José Antonio Camacho, feroz crítico con los árbitros a lo largo de la temporada, se mostró más suave esta vez. Pero también se quejó: "Mi jugador dice que fue gol, yo no lo ví. De todas formas, con el linier que nos ha tocado... Tenía que ser muy claro para que lo concedieran. Este linier parecía que tenía un muelle. Luego, ha habido otra jugada dudosa de Artega [un posible derribo dentro del área], pero a los árbitros les cuesta".El preparador perico asumió la derrota más como culpa de su propio equipo que del colegiado."Podíamos haber puntuado. Ya sabíamos que un error nos podía costar el partido y así ha sido.- En el minuto 45 no se puede de jar solos a Zamorano y Alfonso. Lo de las oportunidades desaprovechadas son cosas del fútbol, pero lo del gol no. Eso sí ha sido un fallo nuestro".