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ENSEÑANZA: EL CENTRO SE INSTALA EN UN ANTIGUO COLEGIO DE E. G. B.

El Conservatorio Profesional de Danza estrena un local amplio después de 53 años de estrecheces

Desde que nació, en 1942, tuvo una sede provisional en un piso de la calle del Arenal. Entre los apretones y codazos que imponía la falta de espacio, allí aprendieron a bailar Concha Velasco, Victoria Abril y otras figuras del espectáculo. Este curso, después de 53 años de lucha por un buen local, el Conservatorio Profesional de Danza ya tiene un espacio apropiado para su cometido: el edificio que hasta el año pasado albergó el colegio de EGB Huarte de San Juan, junto al río Manzanares. Ahora, los bailairines ocupan el espacio liberado por la escasez de niños.

"Como ha disminuido la población escolar en esa zona y no va a crecer, se podía prescindir de ese edificio y lo cedimos para escuela de danza", explican en la Junta Municipal de Moncloa, a la que pertenece este centro.Todavía huele a pintura en cada una de las tres plantas de esta escuela de la calle del Comandante Fortea, que, desde este curso, ocupan 152 alumnos de danza y 23 profesores.

El Conservatorio Profesional de Danza, que nació en 1942 como Escuela Superior de Danza, es uno de los dos centros educativos oficiales de baile que hay en Madrid. El otro, cuyo nombre sólo difiere en una palabra, es el Real Conservatorio Profesional de Danza, que comparte espacio con la Compañía Nacional de Danza en un moderno centro de la calle de Soria.

Ambas escuelas oficiales, de baile dependen del Ministerio de Educación. Este organismo es el que se ha ocupado de las gestiones con el Ayuntamiento hasta conseguir un buen local para el estudio de la danza.

Diez aulas

"La falta de espacio nos exigía un horario vertical. En la calle del Arenal no se paraba desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noclie", recuerda Ignacio Rodríguez, jefe de estudios de la escuela. Y añade que ahora están en condiciones de realizar un trabajo decente. Porque de tres salas pequeñitas han pasado a tener 10 hermosas aulas para las clases de baile, además de una biblioteca, videoteca, sala de profesores, despachos y dos grandes vestuarios.

Rodríguez considera que ahora la escuela podrá acoger a 300 alumnos dispuestos a seguir los estudios de danza: 10 cursos que comienzan cuando el alumno tiene ocho años de edad. Para entrar es necesario superar unas pruebas físicas, y para conseguir el título, haber aprobado los 10 exámenes oficiales que se realizan en el propio centro.

Lo que era el comedor de los colegiales se ha convertido en un espléndido estudio de danza. Todo está ya acondicionado para el baile. Ha sido necesario cambiar los suelos de baldosa por otros de madera con una cámara de aire debajo para saltar sin lesionarse, e instalar barras, espejos y taquillas para cada uno de los estudiantes.

Cambio en los alumnos

"Era difícil encontrar un espacio para la escuela. No sirve cualquier cosa", explica el jefe de estudios. Se refiere a que el centro debe tener techos altos, aulas amplias y diáfanas. Por ley, no se permite más de 20 alumnos pequeños por clase y 10 si son mayores.

Rodríguez ha notado el cambio hasta en el aprendizaje de los alumnos. Y es que los estudiantes de los cursos superiores pasan en esta escuela 22 horas semanales, que desde septiembre transcurren mucho más deprisa.

"Siempre hemos sido como la Cenicienta", comenta Rodríguez, en tono un poco irónico. Se refiere a las diferencias que ha habido con la otra escuela oficial de danza de Madrid, en la que están matriculados 280 alumnos que hace cinco cursos pasaron del antiguo conservatorio de la plaza de la ópera al edificio de la calle de Soria. "Como éramos más pequeñitos se nos hacía menos caso", explica Rodríguez, que durante 15 años ha impartido clases en la calle del Arenal soñando con un nuevo local.

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