Ausencias
El todo España estará presente en la boda real, y tengo gran curiosidad por conocer la bondad del menú del banquete de bodas, porque don Juan Carlos tiene buen diente y mejor paladar. Navegamos por parecidos restaurantes. Sin embargo, será inevitable un inventario de ausencias imprevistas, que constituyen un retrato en negativo del talante nacional, y empleo talante según la connotación de Aranguren: "Un talante informado y ordenado, penetrado de logos". Por ejemplo, no acudirán a la boda don Mario Conde, ni don Mariano Rubio, ni don Javier de la Rosa y, por descontado, no ha sido invitado don Luis Roldán, dado que no ha conseguido ser ministro del Interior, tal como estaba programado.Pero de todas las ausencias no voy a centrarme en la de Roldán, ni en la de complementarios compañeros de cárcel, porque todo aquel que ha estado en la cárcel, escribió Pavese, retoma a la cárcel cada vez que muerde un pedazo de pan. Como ex presidiario, me siento solidario con todos los presidiarios, incluso con los caídos por la pela y por España. Quiero llamar la atención sobre los caídos económicos excarcelados, como exponentes del triste riesgo de tratar de colarse en la oligarquía financiera por la puerta de servicio o por las puertas traseras. La oligarquía es muy suya y suma promociones sedimentadas desde la Reconquista. La última promoción tranquilamente sedimentada fue la franquista, con la excepción del banquero Coca, que se suicidó, y de Ruiz-Mateos, que siempre fue considerado un advenedizo por los oligarcas de verdad. Está por ver qué candidatos de la oligarquía de la transición conseguirán la homologación, y un indicativo será saber quiénes de sus miembros han sido invitados. Ni Rubio, ni Conde, ni Javier de la Rosa lo han conseguido. Lástima. Dos años atrás, de frac.
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