Jordi desempolva el pulso entre Cruiff y Núñez

Johan Cruyff obligó ayer a intervenir a la plana mayor de la directiva del Barcelona para apagar un nuevo incendio provocado por la maleza que rodea las relaciones entre el presidente y el técnico a causa de la inestabilidad del equipo y el tratamiento a emplear para atajar la crisis. El entrenador actuó esta vez de pirómano y anunció que está dispuesto a irse por cuestionarse su autoridad.

La espoleta tiene nombre y apellidos: Jordi Cruyff. El anuncio primero y difusión después en algunos medios de que el padre aspiraba a que su hijo cobrara 100 millones de pesetas decidió a Johan a tomar la palabra: para desmentir la información y amenazar con dejar el equipo azulgrana, de acuerdo a unas manifestaciones realizadas a El Periódico en su edición del pasado jueves: "Si no me quieren, no tengo problema en marcharme. Pero, a lo mejor, me voy yo antes El técnico no sólo sospecha de que se utiliza a su hijo para cuestionar su tarea sino que tiene la sensación de que la directiva vuelve a actuar por su cuenta y sin atender a sus requerimientos, especialmente en el asunto de las renovaciones.

Hay cierta preocupación en la junta por el futuro de futbolistas como Guardiola, Sergi o Iván de la Peña, y de ahí su intención de iniciar las conversaciones para asegurarse su continuidad. Cruyff, por contra, entiende que no es competencia de la directiva.

Tras su reunión de ayer con Cruyff, Gaspart sólo en una cosa fue claro: a petición del propio Jordi dijo que el hijo del técnico cobra 10 millones al año, como cualquier Jugador que asciende del Barça B.