HB arremete contra el talante conciliador del resto de los partidos con un discurso cerrado y ortodoxo
Herri Batasuna (HB) puso ayer el listón de la 1 Conferencia de Paz, organizada por Elkarri, muy alto. Su discurso cerrado, incluso agresivo, giró en tomo a la necesidad de que el Estado abandone su "inmovilismo" que los partidos dejen de "colaborar" con la estrategia "españolízadora y represiva" que encarna Felipe González y el PSOE, y que ayuden a iniciar una "negociación política entre ETA y el Estado". El PNV pronunció un saludo más abierto, a favor de "dialogar y negociar sobre todo", pero recordando que en los tiempos actuales "ningún Estado puede esperar mantener ad aeternum sus fronteras".
La I Conferencia para la Paz en Euskal Herria discurría como una balsa de aceite. Discursos abiertos, sonrisas para la sesión fotográfica. Un Jonan Fernández nervioso, portavoz del movimiento social por el diálogo Elkarri, hacía de maestro de ceremonias mientras desfilaban autoridades, observadores como el ex dirigente de HB Txema Montero, y demás curiosos atraídos por la convocatoria.La salutación vespertina del presidente de la Unesco en Cataluña, Félix Martí, abrió una ronda de formulaciones de deseos de una paz duradera para el País Vasco. El dirigente del Sinn Fein (brazo político del IRA) Joe Austin abogó por una salida negociada, "sin excluir a nadie', Austin, con todo, apuntó a los representantes de los partidos presentes -PNV, HB, EA, IU, Unidad Alavesa (UA)-que no debían esperar alcanzar en estos cinco días de conferencia, lo que Irlanda del Norte ha tardado en lograr cinco años: el cese de la actividad del IRA y el reconocimiento del derecho de autodeterminación por Gran Bretaña.
Todo como una balsa de aceite. Todo, demasiado conciliador. Tomó la palabra primero Joseba Egibar, por el PNV. Sin sorpresas. Dispuesto a "revisar todo lo revisable" para crear escenarios de entendimiento y consenso. Remarcando "la naturaleza política" del contencioso vasco y conjurándose contra las coartadas tantas veces repetidas por ETA y HB, pero también por los ausentes (PP y PSE-EE), para justificar la violencia aquéllos y para negar el derecho a la autodeterminación los últimos.
Egibar acuñó el concepto de "independencia económica", reforzándolo con lo que a su juicio 11 rompe los mitos de una unidad de mercado y hace viables, soberanos e independientes a espacios económicos, por pequeños que éstos sean": la internacionalización económica. Ése es el camino de la independencia que el PNY pretende recorrer en esta nueva fase. Y finalizó su discurso defendiendo el "diálogo civil y la negociación" y apelando a que la conferencia sirva para "construir un puente que nos conduzca a la paz y ver cuántos somos capaces de recorrerlo".
Repaso al PSOE
Pasaban las 15.30, cuando tomó la palabra Karlos Rodríguez, miembro de la mesa nacional de Herri Batasuna. Su discurso no tuvo grietas. No hubo concesiones a la galería y no escatimó adjetivos. Primero dio un repaso al PSOE y al presidente del Gobierno, Felipe González, por un "inmovilismo" que impide lograr una paz duradera.
Criticó al PP, al PSE-EE y a Unión del Pueblo Navarro (UPN) por no dignarse siquiera a acudir para hablar. Acusó al PP de "hacer perdurar una situación antidemocrática" y lo tachó de "claro defensor de la opresión". Al PSOE, le acusó de estar "implicado de lleno en los GAL" y recordó las advertencias de González sobre un posible renacimiento de la guerra sucia. Al PNY le acusó de "colaborar con los fundadores de los GAL" y de lanzar a la Erizaintza (policía autonómica) contra la izquierda abertzale. Y, para cerrar el círculo, aseguró que UPN, junto con el Partido Socialista de Navarra (PSN), "tiene secuestrada la opinión de los navarros".
Todos ellos fueron pintados como "colaboradores" en las torturas policiales, en la violación de los derechos de los presos de ETA y en jugar con el "sufrimiento de 600 presos de ETA".
Rodríguez defendió la autonomía -no la que ya disfruta el País Vasco, que dijo que sólo "divide y limita"- como paso para conseguir la soberanía a través de la autodeterminación. Desempolvó el viejo proyecto de HB del Estatuto Nacional Vasco y arremetió contra el modelo actual impuesto desde Madrid. "Aquí sólo existe un modelo: tenemos que ser españoles a la fuerza, y los que no lo aceptamos utilizamos la violencia legítima para la autodefensa". Esa terminología, ese eufemismo corresponden a unas siglas concretas: ETA.
El discurso cayó como una losa. Ni un resquicio conciliador. A partir de ahí, todos los presentes eran capaces de finalizar la intervención de HB por sí mismos: cese de la represión policial, de las torturas, negociación política entre ETA y el Estado, reconocimiento de derecho del pueblo vasco a elegir su futuro y un emplazamiento a la sociedad vasca y a los partidos para que fuercen al Estado a abandonar su "inmovilismo" y se "imponga la democracia real en Euskadi".
El resto de las intervenciones entraron dentro de lo esperable. IU abogó por "movernos" en el tablero de la paz, aunque indicó que "la responsabilidad fundamental en la resolución final, la tienen aquellos que practican el terrorismo (ETA) y quienes ejercen de soporte político de esta acción violenta (HB)". Unidad Alavesa subrayó su fidelidad a la legislación vigente y a la Mesa de Ajuria Enea.
Acabó la sesión inaugural el representante de Eusko Alkartasuna (EA), Inazio Oliveri. En un tono de consenso defendió la existencia tanto de un "conflicto político" entre Euskadi y el Estado como un conflicto entre vascos, entre los que aceptan la legalidad vigente y quienes la niegan refugiándose en la violencia.
Oliveri pidió valentía a ETA para que abdique en HB la negociacion e inicie un alto el fuego, aunque no descarta que la aceleración del proceso de paz y el ideal de una reconciliación social puede justificar la existencia de un diálogo con ETA, encaminado a resolver con dignidad la situación de quienes integran tal organización".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.