Sancristóbal asegura al juez que sólo dispone de casa, piso y coche, y es falso que tenga dinero en Suiza
C. CASTRO / J. YOLDI El ex director de la Seguridad del Estado Julián Sancristóbal, en prisión desde el 19 diciembre por su presunta participación en el secuestro de Segundo Marey, sólo tiene casa, piso y coche. A juzgar por la declaración que prestó el 24 de febrero ante el juez Garzón, carece de fundamento la aseveración de que posee un patrimonio multimillonario. El testimonio del acusado se convirtió en un continuo "no". Lo negó todo: ser millonario; tener dinero en Suiza; haber hablado con Luis Roldán -entonces delegado del Gobierno en Navarra- el 4 de diciembre de 1983, cuando los GAL secuestraron a su primera víctima, y haber convenido con Rafael Vera (ex secretario de Estado de Seguridad) el pago a los ex policías Amedo y Domínguez de 150 millones a cada uno por su silencio y sus servicios en la guerra sucia contra ETA.
Sancristóbal sólo admitió al juez lo evidente, que dispuso de fondos reservados del Ministerio del Interior, aunque se limitó a señalar que ordenó "las disposiciones que estimó necesarias" a determinados funcionarios. El folio 2950 del noveno tomo del sumario que contiene su declaración del 24 de febrero es una constante negación. Cuando se produjo esta segun da comparecencia, el acusado llevaba ya dos meses en la cárcel de Alcalá Meco (Madrid), donde continúa, y ya se habían apagado los ecos de su polémica entrevista acusando a Baltasar Garzón de participar en una conspiración política para echar de la presidencia del Gobierno a Felipe González.Tras cuatro preguntas sobre el secuestro de Segundo Marey, el juez se interesó de lleno por el patrimonio del compareciente. ¿Qué bienes muebles e inmuebles posee en España?, le inquirió. La respuesta fue: la casa que tiene inscrita a su nombre en Boadilla del Monte (Madrid), un piso en Majadahonda (Madrid) escriturado desde 1990 a nombre de sus dos hijos, y un vehículo Citroén XM. Luego añadiría "cuentas corrientes en Banesto, Banco Zaragozano y Banco de Comercio o Bilbao Vizcaya".
El que fuera gobernador civil de Vizcaya cuando se produjo el secuestro de Marey y posteriormente director de la Seguridad del Estado fue tan contundente como escueto al negar otras propiedades. No posee, dijo, ningún tipo de bienes a través de alguna sociedad; no posee cuentas bancarias ni en Ginebra, ni en Zürich, ni en otra localidad del extranjero; ni directamente ni a través de otra persona está relacionado con ninguna cuenta bancaria en Suiza; durante el tiempo que ejerció como gobernador y director general careció de otra vía de ingresos que no fuera la correspondiente a estos cargos; no ha constituido ninguna sociedad fuera de España a través de una persona interpuesta, y no ha hecho. ninguna inversión o adquisición de bienes en Mallorca o Andalucía.Etefisa e Imesa
Garzón preguntó también a Sancristóbal si ha formado o forma parte de alguna sociedad. En esta ocasión la respuesta fue positiva. El acusado reconoció que "hasta hace unos meses" participó en varias sociedades, como Etefisa e Imesa, y formó parte del consejo de administración "de alguna más". También dejó constar que fue presidente de Marconi desde 1987.El consejo de Etefisa lo integraban, según su declaración, Sancristóbal, Pedro Echevarría, Agustín Ibarguren y Adolfo Llopart, que dejó de ser socio "hace unos dos años". Esta sociedad, dijo, se dedicaba a tareas de consulta y de representación de multinacionales en España. De Imesa testimonió que carecía práctimante de activo patrimonial y que él su administrador único.
El resto del interrogatorio al que Garzón sometió a Sancristóbal pretendió atar cabos sueltos en las pesquisas del juez sobre el secuestro de Segundo Marey. El instructor pretende averiguar con quién habló Luis Roldán la noche del secuestro.
Roldán, entonces delegado del Gobierno en Navarra, fue informado aquella noche por el jefe de Policía de Pamplona, Eduardo Couto, de que en el paso fronterizo de Danuarinea ocurría algo extraño. Amedo y otras personas, entre las que se encontraba Marey, pretendían cruzar a España sin identificarse. Tras este aviso, Roldán consultó con alguien de Interior. Las barreras se levantaron sin ningún contratiempo. Sancristóbal asegura que el 4 de diciembre de 1983 no mantuvo ninguna conversación con Roldán.
En cuanto a los fondos reservados, precisé que "lo normal" era los cheques o los documentos para autorizar los reintegros los firmaran los funcionarios que también tenían reconocida su firma: Mínguez y Bernaldo de Quirós. Por último añadió, con seguridad, que no dispuso conjuntamente con Rafael Vera de ninguna cantidad.
Ballesteros organizaba los viajes a Suiza
Aníbal Machín, ex jefe del servicio de operaciones de la Secretaría de Estado para la Seguridad, es categórico al sostener ante el juez, el 3 de febrero, que quién decidía sus viajes al extranjero no era Rafael Vera ni su secretario, Juan de Justo, sino el comisario Manuel Ballesteros. Machín y Félix Hernando, entonces jefe del servicio exterior, están acusados de haber viajado a Suiza en tres ocasiones -dos en 1989 y una en 1990- para ingresar en cuentas bancarias a nombre de las esposas de Amedo y Domínguez 75 millones de pesetas para cada una.Machín admite que viajó al país helvético, no sólo a Ginebra, sino también a Lausana y Zürich, y que lo hizo en cinco o seis ocasiones. Según consta en el sumario al que ha tenido acceso este periódico, dice que una vez fue solo, y cuatro o cinco acompañado por Hernando, pero siempre por órdenes de Ballesteros y en misiones antiterroristas: para contactar con un confidente alemán que les daría datos sobre las finanzas de ETA.
De las mujeres de Amedo y Domínguez precisa que estaba seguro de que alguien les ayudaba "por el ritmo de vida que llevaban", y añade que "en alguna ocasión oyó que habían cenado o comido con Olarra [el empresario vasco Luis Olarra, fallecido]".
Hernando, que declaró el mismo día que Machín, admite que conoce a las esposas de Amedo y Dorninguez -María de los Ángeles Acedo y Alicia Sánchez Carrión-; recuerda que se las presentaron en un bar próximo a la Secretaría de Estado, y cree haber hablado con ellas "alguna vez". Según su versión, viajó a Suiza en seis o siete ocasiones, y las instrucciones las recibía siempre del jefe del gabinete de Información, cargo que sucesivamente ostentaron en su etapa el coronel Ostos, el comisario Francisco Álvarez y el también comisario Manuel Ballesteros.
De sus viajes a Suiza apenas recuerda nada: ni fechas, ni hoteles, ni los nombres de los contactos; sólo que, casi todos los realizó con Machín y para investigar a ETA. Es contundente al afirmar que "en ninguna ocasión ha llevado dinero alguno a Ginebra".
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