El Mosca y el Sanse se incordian

Cuando el objetivo principal es incordiar al enemigo sobre todas las cosas, cuando la fluidez en el juego queda elevada a la categoría de utopía, los bostezos y resoplidos se apoderan de las gradas. Así ocurrió ayer en el polideportivo Dehesa Boyal, en un partido en el que el-Moscardó y el Sanse destinaron sus energías a destruir, ofreciendo fútbol a trompicones aliñado con faltas, saques de bandas e interrupciones varias. La lógica de este tipo de choques instaló el empate en el marcador.El Moscardó no acaba de despegar. Transita por la categoría siempre a un paso del grupo de cabeza, pero no consigue dar el salto. Ayer demostró una vez más hasta qué punto depende de la inspiración de Movilla. El pequeño centrocampista es el que insufla energía e ideas al resto de compañeros. Cuando no participa, el Mosca se desinfla. Ayer, Movilla anduvo por el césped, pero no tocó bola. Que la zaga del Sanse se apunte un tanto.

Los de Usera saltaron al campo mandando y el Sanse se limitó a esperar atrás. La jugada le salió rentable a los norteños: en su primera opción ofensiva, un contraataque de Jorge, Juan Padilla batía a Rojas. El choque transcurrió por las mismas coordenadas, tosco y feúcho, hasta que llegó Jiménez y metió la pata. El capitán del Sanse, en un intento de despejar un disparo de Olivar que iba fuera, colocaba el empate final en el marcador.