Juego pasivo o activo
Este fin de semana han emanado del Reino Unido dos curiosas noticias. La primera se refiere a la reunión de la International Board (organismo encargado del estudio e interpretación de las normas de juego), en la que se decidió aplicar la ley del fuera de juego únicamente a los futbolistas que se encuentran en juego activo, para citar las palabras que piensan incorporar al Artículo 11. Es decir que se concede carta blanca a los que hacen juego pasivo, unadefinición para muchas interpretaciones.Si le decimos a un técnico como Juan Antonio Camacho (entrenador del Español) que uno de sus jugadores no está en juego activo, se le funden los plomos. Y si un futbolista no está en juego activo, ¿qué demonios hace en el campo? ¿Quién nos asegura que el extremo que muestra al árbitro un perfil pasivo cuando se inicia un ataque por la otra banda no utilizará su ventaja de diez metros sobre el defensa para conectar con el centro? El cambio -en caso extremo-, resucita el tipo de jugador que era el blanco, en las pachangas del patio del colegio, de los peores inventos de nuestro desarrollo lingüístico. El chupóptero que jamás participaba en el juego activo, pero que se quedaba al lado del portero rival para buscar rebotes y meter goles a puntapala. El retocado reglamento confiere la legalidad a esta clase de jugadas. Al cazador furtivo que ya creíamos jubilado, le renuevan ahora la licencia para matar a bocajarro. Lo peor, sin embargo, recae sobre un árbitro que a partir del próximo mes de julio se verá obligado a realizar interpretaciones sobre situaciones aparentemente diseñadas para que proliferen acusaciones de no medir a los dos equipos por el mismo rasero.
La segunda noticia apareció en el periódico The Mail on Sunday. Johan Cruyff presenció el 21 de febrero, en el estadio de Highbury, el partido Arsenal-Nottingham Forest. El Arsenal no posee jugadores interesantes para el Barça. Y en las filas visitantes los dos jugadores asociados por la prensa con el conjunto catalán -Stan Collymore y el holandés Brian Roy- no jugaron. Además, Cruyff no vio el partido desde la tribuna sino desde el palco empresarial número 51 -de uso exclusivo del club- y cenó allí mismo con directivos del Arsenal.
El despido, 24 horas antes, de George Graham, el técnico de los cañoneros, alimentaba la rumorología: Cruyff habría sido tanteado por el club inglés. De ser así, la situación resulta sorprendente. Si a 1.200 kilómetros hubiese pronunciado la frase "agradezco su interés, pero tengo contrato con el Barça hasta 1997", nadie en Telefónica le hubiera pitado exceso de pasos. En Highbury, ¿Cruyff estuvo en fuera de juego activo o pasivo?.
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