Julbe, la duda del éxito

J. S. Alfred Julbe, técnico del Zaragoza, se traicionó a sí mismo el pasado jueves. Renunció a sus principios tácticos. Todo para vencer al Barcelona; pero sobre todo al Barcelona de Aíto García Reneses, antes su mecenas y hoy su rival más significado. Julbe lanzó hace unas semanas el dardo: "Los equipos de Aíto hacen 200 faltas para que le piten 20. Está balonmanizando el baloncesto, provocando que sus jugadores abusen de las manos". Por primera vez alguien levantó la voz a uno de los gurus de la canasta nacional. Aíto replicó a su ex alumno: "El baloncesto español es muy blandito".

Con el guante sobre la pista, la Copa trabó a Barcelona y Zaragoza en los cuartos de final. Puro morbo. Olor a venganza. Julbe lo tenía claro: sólo vale ganar. ¿Cómo? "Cambiando mi estrategia de toda la vida. Jugar más lento de lo habitual, cambiar en una misma jugada de defensa zonal a individual y jugar por primera vez con tres altos". ¿Por qué? "El Barcelona defiende a muerte los primeros quince segundos de la posesión". Julbe ganó y Aíto perdió. Al terminar el choque, el maestro quiso enlazar la mano de su rival; pero Julbe ya estaba a un paso de la ducha. Ayer, horas después de su venganza, Julbe estaba aturdido. Feliz por la victoria y satisfecho con la vendetta.