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Leguina adjudica la línea 10 con margen suficiente para que el PP la cambie si gana

Javier Casqueiro

El presidente de la Comunidad, Joaquín Leguina, y el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, firmaron en Navidad un pacto en el aire -verbal- que ayer quedó sellado con Membrete oficial. El Consejo de Gobierno de Leguina ha adjudicado las obras destinadas a alargar la línea 10 del metro. Los trabajos empezarán dentro de 15 días, pero las máquinas no llegarán al tramo Polémico -el puente sobre el Manzanares y el mordisco en la Casa de Campo- antes de las elecciones. Por tanto, el que las gane decidirá al respecto.El proyecto del tramo entre la estación de Lago y la plaza de España -contratado ayer a la empresa Dragados y Construcciones por 3.417 millones- prevé un puente sobre el río Manzanares y después un túnel para atravesar una parte de la Casa de Campo. A esta variante se oponen tanto el equipo de Gobierno del PP en el municipio como el grupo que representa Alberto Ruiz Gallardón en la Asamblea. Este ya ha anunciado que modificará el contrato, si gana las elecciones de mayo, para hacer lo que el Ayuntamiento quiere: que todo el tramo vaya bajo tierra, aunque resulte bastante más caro. Ruiz Gallardón entiende que es "regresivo" plantear a estas alturas de siglo el trazado de un metro en superficie que afecte a la Casa de Campo.

El pacto telefónico alcanzado entre Leguina y Álvarez del Manzano, tras dos años de refriega dialéctica entre sus escuderos (el consejero de Transportes, Julián Revenga, y la concejal de Medio Ambiente, Esperanza Aguirre), lo único que especificaba es que el punto más conflictivo de las obras -el puente sobre el Manzanares que obliga a entrar en superficie en la Casa de Campo- no se abordará hasta después de las elecciones. Tampoco habría tiempo técnicamente para llegar antes a ese punto de la obra. Es decir, el partido que venza en las urnas decidirá entonces si continúa con el proyecto adjudicado ayer -el PSOE lo haría- o lo modifica, como defiende el PP, a pesar de sus consecuencias económicas.

Revenga tuvo que admitir ayer la existencia del pacto y reconoció que si el PP gana y gobierna en la Comunidad podrá cambiar el proyecto porque "todo admite modificaciones de obra y de coste".

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Las obras de la línea 10 no llegarán al tramo de la Casa de Campo antes de las elecciones

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El consejero de Transportes de la: Comunidad aludió ayer de manera indirecta a las complicaciones que puede acarrear para el nuevo Consejo de Gobierno, formado tras las elecciones autonómicas de mayo, variar tan sustancialmente un proyecto. Porque no es sólo que el presupuesto del proyecto que requiere el PP se elevaría sobre el actual en unos 1.500 millones, sino que el Ayuntamiento tendría que variar los actuales colectores qué pasan por la zona y la Confederación Hidrográfica del Tajo tendría que permitir una modificación del cauce del río, que quedaría permanentemente más estrecho.

Todos estos retoques supondrían, además, aumentar la demora en la terminación de las obras otro año y medio más a los 23 meses de plazo que Dragados se ha dado ahora para la fecha de la futura inauguración. Esta empresa, además, se ha hecho con la obra tras ofrecer una baja sobre la oferta de licitación del 38%.Esperanza Aguirre responde

A Esperanza Aguirre, concejal de Medio Ambiente, le parece sorprendente que después del acuerdo manifestado entre Leguina y el alcalde, el consejero Revenga siga insistiendo en adjudicar ese tramo: "Tiene tanta voluntad de construir el puente que olvida otras consideraciones más importantes y vamos a impedir que se haga tal y como está el proyecto porque no tiene licencia municipal, va contra el planeamiento urbanístico y además hay un acuerdo plenario advirtiendo a la Comunidad de estos inconvenientes", informa José Manuel Romero.

Aguirre aclaró que el Ayuntamiento no va a denunciar la decisión adoptada ayer por el Consejo de Gobierno porque ya hay en marcha un recurso contencioso administrativo contra esa obra. La concejal se permitió ironizar sobre las prisas del consejero de Transportes en contratar el proyecto: "Aunque quiera comenzar ahora, como los plazos de las obras de Revenga siempre se multiplican por tres, no le va a dar tiempo".

Revenga, sin embargo, ha presionado al máximo en el Consejo de Gobierno regional para adelantar esta adjudicación, porque la considera simbólica para la apuesta por el transporte colectivo que quiere emprender el PSOE en la próxima campaña electoral. Su lema es inequívoco: "El tráfico es el follón y el transporte público la solución".

En este sentido, el consejero abogó ayer por este sistema de transporte frente al fomento del vehículo privado -que identifica con la política del PP- para rebajar los niveles de contaminación y para favorecer un mejor entorno medioambiental.

Revenga presumió ayer nuevamente de la trascendencia de la obra adjudicada, que servirá para conectar la línea 10 -100.000 pasajeros diarios con el intercambiador de Príncipe Pío. Éste, actualmente en fase de construcción, con una inversión de 4.000 millones por parte del Ministerio de Obras Públicas, se convertirá cuando se inaugure en abril en una de las multiestaciones más transitadas de Madrid con un futuro movimiento diario de más de 200.000 viajeros.

El consejero tampoco se privó ayer de lanzar algunos ataques a la concejal de Medio Ambiente. Fueron alusiones indirectas y siempre destinadas a intentar desautorizar los argumentos de Aguirre para rebatir la necesidad de construir el puente sobre el Manzanares y de tocar algún árbol de la Casa de Campo.

Revenga ilustró sus respuestas con fotos y perspectivas para cargarse de razón en su idea de que el puente -del estudio de los proyectistas Fernández Troyano y Manterola- no perjudica en ningún momento las vistas de la cornisa de los Austrias, ya bastante tapadas de señales de tráfico y sólo apreciables en coche desde la M-30. El perfil del puente mide un metro y el de su plataforma seis. El cercano puente de San Isidro tiene una plataforma de 32 metros.

El consejero también afirmó tajante que las máquirias taladradoras no tocarán ningún árbol de la Casa de Campo. El ramal de 2,5 kilómetros de la línea 10 a prolongar, entre Lago y Plaza de España, se bifurcará en dos tramos para cada uno de los sentidos de circulación del metro. Primero irán juntos 200:metros y luego uno se meterá totalmente bajo tierra 975 metros y bastante apartado de la Casa de Campo. El otro, el tramo polémico, será subterráneo los 515 metros necesarios para salvar el parque y justo a la altura de los actuales viveros municipales saldrá a la luz y cruzará en un viaducto de 240 metros esas dependencias y el río Manzanares. Revenga se ofreció ayer para rehabilitar ésos viveros abandonado! y reconvertirlos en los jardines de Felipe II planeados hace tiempo por el Ayuntamiento.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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