Borrell a De Palacio: "Sus conocimientos sobre el agua se acaban en el agua bendita"

Ni siquiera el agua es capaz de apagar las chispas. Es tan alto el riesgo de fricción entre socialistas y populares que, al hilo de un debate para convalidar -y se convalidó prácticamente por unanimidad- el decreto-ley con medidas urgentes en materia de abastecimientos hidrológicos, el Pleno del Congreso de los Diputados pudo escuchar ayer cosas como ésta: "Cuando le oigo hablar creo que sus conocimientos sobre el agua se acaban en el agua bendita. Sí, sí, de agua bendita es de todo lo que sabe la señora Loyola".

Era el ministro de Obras Públicas, Josep Borrell, el que lanzaba la andanada a la diputada del Grupo Popular, Loyola de Palacio. La parlamentaria había acusado al Gobierno de imprevisión, de despilfarro y había Ianzado alusiones directas sobre cobro de comisiones.Borrell, que es el ministro posiblemente con mayor capacidad para la refriega dialéctica, se levantó de su escaño y le espetó a la diputada: "Tenga usted cuidado, señoría, tenga usted cuidado porque se va a condenar. Ya sabe que las mentiras a partir de un cierto nivel son pecados capitales. Hay mentiras pequeñas que sólo son pecados veniales, pero cuando se miente con mucha conciencia y con mucha insistencia, como usted ha hecho aquí, su salud eterna corre peligro".

Borrell prosiguió su diatriba y elevó el tono. Dijo que nunca ha reconocido "que en el Ministerio de Obras Públicas se estuvieran pagando comisiones". El ministro repitió: "Se va usted a condenar y se lo digo ya con alguna acidez". Y remató: "Ya está bien, señoría, de mentir de una forma tan descarada y de una forma tan venenosa".

De Palacio, que tiene acreditado un amplio consenso sobre la reciedumbre de su carácter, no se amilanó, levantó el micrófono de su escaño y en tono crítico devolvió la andanada: "Señor ministro, a usted se le conocen muchas aficiones, se habla de muchas aficiones respecto a su señoría, pero la verdad es que no conocía que tenía la afición de pertenecer al clero, porque realmente lo que ha utilizado ha sido un lenguaje puramente curil"."Sistema de rapiña"De ahí, la diputada De Palacio saltó a mayores y afirmó que "en tomo al felipismo se ha montado un auténtico sistema de rapiña"...

Como la temperatura se elevaba peligrosamente, Félix Pons, presidente del Congreso, creyó oportuno intervenir y hacer saber que "la presidencia es partidaria de la intervención mínima en los debates y en éste, de características hidráulicas, no pretende aguar, pero sí, por lo menos recomendarles a sus señorías que lo hagan a temperatura ambiente si es posible".

De Palacio no prestó demasiada atención a las sugerencias térmicas del presidente y desgranó lo que había llamado "un sistema de rapiña" con citas de Rumasa, Cruz Roja, BOE, Filesa, Renfe e Intelhorce.

Borrell había retado a la portavoz popular y a sus compañeros de escaño para que votaran en contra del decreto ley "si tan malo, tan inaplicable", "tan ineficaz y tan inútil" les parecía la norma que el Gobierno traía al Congreso para su convalidación.

Pero, al final y pese a lo aparatoso de la tormenta, el marcador electrónico descargó 297 votos a favor del decreto ley, uno en contra y dos abstenciones.

La urgencia para suministrar agua a poblaciones españolas, fundamentalmente del sur, hizo de dique para evitar que se desbordasen las aguas parlamentarias.