La expulsión de Stosic oxida un partidazo
El Athletic no fue ambicioso, pesar de su ventaja numérica
El Athletic anduvo buscando al Betis todo el partido. Estuvo a punto de perderle el rastro, incluso después del minuto 35, momento clave del choque. Pajares Paz enseñó, en 20 segundos, dos tarjetas amarillas a Stosic, obligando a los locales a rehabilitar la teoría de Helenio Herrera. Pero el Betis no jugó mejor con diez, aunque mantuvo siempre la iniciativa. Los bilbaínos se oxidaron, afloraron demasiadas cautelas y despreciaron su ventaja numérica. El Betis mantuvo un gobierno más tímido, echando de menos su argumento inicial: toque y velocidad. El gol no les sonrió por capricho. En cinco ocasiones se vio Valencia en la difícil tesitura de ganar la partida a un delantero en el cuerpo a cuerpo, además de verse salvado en dos ocasiones por sus postes.La primera media hora prometía un partidazo. El Betis impuso un ritmo de infierno. El Athletic no huyó de la pelea. Se aquilató en su parcela y asustó a su enemigo con rapídisimos contragolpes, siempre firmados por Julen Guerrero. Pero las buenas ideas de Guerrero sufrían una trombosis en la circulación cuando el turno correspondía a Ziganda, negado ante Jaro en dos grandísimas ocasiones. Jaro sacó ayer su sello de sobriedad, ganando el mano a mano al Cuco en dos jugadas.
Antes de la expulsión de Stosic, el Betis había fabricado varías llegadas peligrosas. Cuéllar, Márquez y Kowalczyk no atinaron con las redes por que en medio se cruzó la suerte, adversa, por supuesto. El polaco buscó siempre un agujero en la proa bilbaína. Por la derecha y por la izquierda probó con Tabuenka y Karanka, a los que dejó en evidencia, subiendo de paso a los altares de la parroquia bética. Por fin demostró Kowalczyc porque se pagó tanto por él. No marcó, pero estuvo muy cerca, antes y después de que su equipo quedara mermado en efectivos.
El Betis esperó a otro Athletic en la segunda parte. Pero se encontró a un rival más sereno, poco dado a arriesgar un empate que puede ser vital en una eventual pelea por la UEFA. El goal average le era favorable, como lo fue a la postre. Se limitó a guardar el resultado y sólo afloraron algunos escarceos de Guerrero, ávido por agarrar la jugada. No la encontró porque el Betis anduvo muy serio atrás, asustado por la diferencia numérica.
Aún así, sólo el equipo de Serra Ferrer tuvo ocasiones para borrar la persecución liguera del Athletic. Kowalczyk, tras verse habilitado por una argucia propia, agarró un derechazo tremendo que hizo temblar el larguero. La jugada empezó con un astuto empujón que desequilibró a Andrinúa. El defensa perdió el rastro del polaco, Al final, Andrinúa respiró al ver que el palo devolvía el balón al campo. El árbitro no vio nada. Habría dado gol. Todo fue gris a partir de entonces. Guerrero siguió incordiando, sacando la única vena de fútbol de este Athletic un tanto oxidado. Empezó como delantero y acabó de bombero, bajando a por balones. Cuando el conducía la estrategia se notaba cierta agonía en las gradas de Villamarín. En dos, ocasiones se abrió camino para disparar, pero en ambas llegó cansado al zapatazo. Cañas, que lo persiguió a todos lados, sufrió la capacidad de desdoblamiento del único futbolista del Athletic de Bilbao al que se le notaba ambición.
El empate pone reparos a la pelea bética por la UEFA, aunque punto sirvió para ganar un puesto en la tabla.
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