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Con el corazón a 160 pulsaciones

Los chequeos de élite se ponen al aIcance de los corredores populares

El corazón alcanza los 160 latidos por minuto. La cifra aparece nítidamente, en letras rojas, sobre el monitor en el que también van dibujándose las líneas quebradas del electrocardiograma. Los dos médicos y la enfermera vigilan la carrera que ha iniciado el paciente hacia el agotamiento. Tratan de averiguar la salud, los límites y la aptitud físico-deportiva del individuo. Porque hay lesiones cardiacas que sólo se muestran en un momento de máximo esfuerzo. Los reconocimientos del Instituto Municipal de Deportes (IMD) de Madrid ponen al alcance del deportista popular los mismos servicios que disfrutan los de alto nivel.En el maratón de Nueva York del año pasado fallecieron dos participantes tras cruzar la meta; se les suponía una salud de hierro, pero el corazón les falló. Para que estos percances no se repitan, hacerse un reconocimiento es por lo que debe empezar quien practica deporte. Pero un reconocimiento que. incluya una prueba de esfuerzo. Es un servicio que ni la Seguridad Social ni las sociedades médicas ofrecen y cuyo coste, en algunos clubes privados, supera las 25.000 pesetas. El IMD los realiza por 5.000 pesetas.

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Ya se han hecho más de 5.000 reconocimientos. "La salud del ciudadano medio puede decirse que es apta para la práctica del deporte", dice Julio Martínez, médico del IMD. "No abundan los casos en que hacer ejercicio resulte contraindicado. Tampoco a todo el mundo se le puede recomendar la misma intensidad, y para eso están estos reconocimientos, para evaluar el tipo y volumen del ejercicio que debe hacer cada uno, en función de su respuesta ante el esfuerzo".

Hasta ahora los reconocimientos clásicos incluían un electrocardiograma en reposo, que, si bien detecta las lesiones cardiacas, es insuficiente para descubrir, en cambio, las que se puedan manifestar ante el esfuerzo "Las personas que no realizan niengún tipo de ejercicio durante la semana, llega el domingo y se ponen a correr, a jugar al tenis o al futbito son las que más están expuestas a un grave percance; los resultados así lo demuestran. Si se hubieran sometido a una exploración adecuada se les habría detectado, casi con toda seguridad, esa anomalía escondida, que no se pone de manifiesto en la vida sedentaria, pero sí ante el esfuerzo", asegura Víctor González, también médico del IMID y corredor de maratones.

El paciente se somete a un esfuerzo gradual, ante el constante control de los médicos. "En cuanto advertimos la más mínima anomalía ' paramos Í. Jamás llegamos al límite, excepto cuando el paciente responde a todas las pruebas. Tampoco todas son idénticas, porque dependen de la aptitud, de las condiciones y la edad de cada uno", aseguran los doctores Martínez y González, que están al frente de los reconocimientos en las instalaciones José María Cagigal.

El reconocimiento incluye una exploración general, una medición de la grasa corporal y el electrocardiograma, mientras se somete al individuo a diversas cargas. Una docena de cables conectan al paciente con un monitor que registra permanentemente la respuesta cardiaca. Al mismo tiempo, se toma la presión arterial periódicamente.

Los dos elementos más utilizados para realizar el electrocar diograma en esfuerzo son la bicicleta y el tapiz rodante. La primera no tiene desarrollos, sino una ruedecilla que va haciendo cada vez más duro el pedaleo, hasta que se transmite la sensación de estar subiendo un puerto de categoría especial. El segundo puede llegar a deslizarse tan rápido que sobre él se alcancen velocidades inusuales, o a inclinarse de tal manera que la pendiente suponga un incremento considerable del esfuerzo.

La medición y el cálculo de los registros que se han ido obteniendo ofrecerán una evaluación de la aptitud deportiva y, lo que es más importante, un informe que diga: "No se han detectado alteraciones que contraindiquen la actividad físico-deportiva".

Los reconocimientos, que se realizan en las instalaciones deportivas municipales, están financiados en un 70%, según revela Guillermo Jiménez, gerente del IMD: "Quizá porque procedo de la Mutualidad Deportiva Madrileña, estoy sensibilizado por la salud del deportista medio. El deporte mal encauzado puede resultar peligroso. Por eso queremos anteponer primero la seguridad de que no hay riesgo alguno, y después, los medios".

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