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Navratilova no quiere Tampax

El circuito femenino de tenis renuncia a un patrocinio de 1.300 millones de la firma de tampones

Si les dan a elegir entre la economía y la ideología apuesten por la primera cuando las dos no son conciliables. El más femenino de los productos ha sido rechazado por unas deportistas que, conscientes de la necesidad de desmarcarse del predominio de los hombres, aún temen en exceso la mayoría masculina en la audiencia televisiva de los deportes.Martina Navratilova, la tenista que más se ha distinguido por la lucha en pro de la igualdad de derechos a costa de ver su imagen empañada, fue la persona que tuvo que apechugar, en virtud de su cargo de presidenta de la WTA (asociación de jugadoras), con el amargo trago de intentar explicar por qué el circuito de la WTA ha tenido que renunciar a un necesario patrocinio de 10 millones de dólares (unos 1.300 millones de pesetas al cambio de ayer) para los próximos tres años a cargo del fabricante de tampones higiénicos Tampax.

"Las jugadoras no pusieron ninguna pega al asunto, pero nos hemos dado cuenta enseguida de que era económicamente irrealizable", afirmó Navratilova. "No podemos correr el riesgo de perder a los patrocinadores de los torneos, unas firmas que nos proporcionan 35 millones de dólares (unos 4.550 millones de pesetas) para premios: esas empresas se han negado a aparecer conjuntamente con un circuito presentado por Tampax". Ni el denostado tabaco, principal víctima del puritanismo en Estados Unidos, obtuvo tanto rechazo. El circuito femenino, una empresa que necesita como el comer un patrocinador, estuvo financiado hasta hace un par de años por la marca de cigarrillos Virginia Slims.

"Hemos estudiado la proposición detenidamente", explicó Anne Worcester, una de las ejecutivas de la WTA, al New York Times. "Y hemos descubierto que el 75% de la gente implicada en el circuito y de los expertos estimaba que a largo plazo el patrocinio de Tampax tendría un efecto negativo".

El mayor damnificado por la masculinización de la publicidad -los anunciantes quieren un entorno limpio y asexuado-, aparte de Tampax, una firma que incluso se ofreció a que el circuito no fuera, denominado con el nombre del tampón, es IMG, la todopoderosa empresa de Mark McCormack, casi monopolizadora de los contratos de representación de los deportistas de élite.

IMG es dueña de los derechos de televisión y de mercadotecnia del circuito, a cambio de los cuales se ha comprometido a encontrar un patrocinador "aceptable". En caso de falla, y eso es lo que pasa -el circuito, no encuentra un patrocinador desde la retirada de Kraft-, la empresa de McCormack tiene el compromiso de aportar el dinero necesario para el funcionamiento de la competición hasta 1999.

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