"El paro y la droga hacen odioso el centro de Madrid"
Andrea D'Odorico, arquitecto veneciano de 53 años, estrenó ciudad y oficio en 1971. Llegó a un Madrid feo, donde la arquitectura no era una dedicación placentera, y se dedicó a la escenografía para teatro, cine y televisión. Debutó en el desaparecido teatro Beatriz, con el montaje de Sabor a miel y, poco a poco, diseñar la ficción le fue ganando terreno al trazado de planos y proyectos.Sólo ha dejado de ser escenógafo para ponerse a producir. En 1981, con el Teatro del Arte, ya montó una lectura más poética de Seis personajes en busca de autor, de Luigi Pirandello, dirigida, como ahora, por Miguel Narros. Aplicado estudiante de la historia de Madrid, una vez al año D'Odorico vuelve a Venecia. No hay un solo rincón de esta ciudad que le recuerde a aquélla: "Madrid podría parecerse más a Nápoles o a Roma", afirma. A pesar de haber obtenido un Goya, por Tirano Banderas, el cine no es su medio favorito.
Pregunta. ¿Por qué prefiere el teatro?
Respuesta. En cine dependes de lo que el realizador tiene en su cabeza, y su comunicación con el director artístico suele ser complicada.
P. ¿Cómo se aborda por segunda vez a Pirandello?
R. En el 81 hicimos una lectura romántica. Ahora la acción se ambienta en la década de los veinte. Esa especie de reality show de seis personas sobre su propia vida desconcierta tanto a la compañia que está ensayando como a los espectadores. La realidad cotidiana es más dura e hiriente que lo que se ve en el escenario.
P. Eso suena muy radical.
R. Mucho. Pirandello se reía del teatro, de la familia, de la hipócrita sociedad burguesa y de muchas otras convicciones. Su declaración es terrorífica: todos esperamos un autobús que va de paso. Vivimos y desaparecemos.
P. Cuesta creer que dejara Venecia para venir a Madrid.
R. Cuando llegué aquí me chocó muchísimo la Puerta del Sol, un conglomerado donde, como en toda la ciudad, era fácil dar y recibir. Ahora es más agresivo, supongo que por la mendicidad, las drogas, el paro. Yo, que adoro el centro histórico. de cualquier ciudad, empiezo a odiar el de Madrid. Y eso es muy peligroso.
P. ¿Le hizo ilusión montar El gran teatro del mundo en la plaza Mayor?
R. Sí, aunque tuvimos muchísimos problemas con el Ayuntamiento. Un acontecimiento así, en 1992, no debe verse salpicado por la política. El trabajo fue durísimo, pero ver la salida desde La Almudena y la llegada de los bueyes hasta la plaza Mayor mereció la pena.
Seis personajes en busca de autor se representa en el teatro Albéniz. Hasta el 26 de febrero.
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