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La industria atrajo el 63% de la inversión extranjera directa, según Eguiagaray

La industria española sale del túnel, a juzgar por los datos facilitados ayer por el ministro del ramo, Juan Manuel Eguiagaray. El grado de capacidad productiva es del 78,2%, tan sólo a cuatro puntos del nivel de final de 1989, ejercicio que supuso el máximo nivel del cielo expansivo de los años 80. Además, la industria consiguió atraer el 63% de la inversión directa extranjera el pasado año, según recalcó Eguiagaray. Mientras, CC OO aceptaba públicamente el reto de Eguiagaray de debatir en profundidad el futuro de la industria española.

Hay dos datos adicionales. El primero es por primera vez en 20 años la cartera total de pedidos del sector es positiva. El segundo, que la inversión interna en la industria creció un 8% durante 1994 y se espera que se incremente en un 13% durante 1995.Eguiagaray presentó ayer el Informe sobre la Industria Española de 1994 y la Encuesta de Coyuntura Industrial del cuarto trimestre de ese año. El informe del pasado año demuestra que el sector industrial creció un 2,5% frente a un 2% que creció el Producto Interior Bruto. El estímulo inicial del crecimiento han provenido del sector exterior.

Según el ministro, la industria creó empleo neto en el pasado año. "De los 150.000 parados menos que hubo el pasado año, 60.000 pertenecen a la industria y 40.000 fueron de la construcción". La moderación de los salarios, y por ello de los costes unitarios laborales, ha sido uno de los factores claves de esta recuperación. El panorama se completa con otro dato facilitado por la Central de Balances del Banco de España: los beneficios más amortizaciones de las empresas industriales en los nueve primeros meses de 1994 fueron superiores en un 65% a las del mismo periodo del año anterior.

La Encuesta de Coyuntura Industrial del cuarto trimestre del pasado año también ofrece luces sobre el futuro industrial. El indicador de clima industrial supera el nivel del ciclo expansivo que fue de 1985 al 1989. La cartera de pedidos del exterior registró el pasado mes de diciembre su máximo histórico, aunque se comienza a ver moderación en las expectativas en este apartado.

El gran test del sector es el grado de utilización de la capacidad productiva. En el último trimestre del 1994 era del 78,2%, seis puntos por encima. de la capacidad de un año antes y a tan solo cuatro del nivel máximo de capacidad de producción de la industria española que se dio en 1989.

La mayor preocupación viene por el lado de los precios industriales cuyo nivel se ha situado de la inflación. Este por encima nivel de precios puede convertirse en un hándicap para el sostenimiento de la recuperación.

Libro blanco

Comisiones Obreras recogió ayer el guante lanzado por Eguiagaray el 18 de enero pasado, al presentar su valoración del Libro blanco con el que el ministro quiere abrir un debate sobre la política industrial. El sindicato comparte plenamente la apuesta ministerial por la economía productiva, pero considera que lo que faltan no son idea ni debates, sino negociaciones y compromisos.

Para CC OO, el Libro Blanco carece de un diagnóstico claro de las causas de la destrucción del tejido industrial y elude definirse sobre qué sectores y actividades deben ser prioritarios. El sindicato no cree que la industria haya reorientado su actividad hacia, sectores innovadores -como pretende el ministerio-, ya que las compañías con tecnología punta son de capital extranjero y sólo dejan en manos de España actividades como el montaje, de escaso valor añadido.

Las propuestas de CC. OO, según las expuso su secretario de política industrial, Raimundo Fisac, son las siguientes. Dar prioridad a la creación de industrias españolas, frenando la entrada de capital extranjero en el sector. Fusionar empresas para generar grupos de peso que puedan desarrollar tecnologías propias y abrirse a los mercados exteriores. Renunciar a la batalla de la tecnología punta y poner el énfasis en sectores menos avanzados y más al alcance de las posibilidades españolas. Capitalizar las empresas, cuyos recursos propios son actualmente insuficientes. E impulsar la cualificación de los trabajadores y los programas de formación.

Según el responsable sindical, esos objetivos pueden lograrse con dos instrumentos claves. Primero, una estrategia de compras públicas. "Los recursos que utiliza el Estado para dotarse de servicios", señaló Fisac, "deben dirigirse a la potenciación del sector industrial". En segundo lugar, una estrategia fiscal por la que los incentivos a la inversión se planifiquen de acuerdo con un modelo de desarrollo industrial. La Administración debería, según Fisac, pedir cuentas a las empresas que gozan de incentivos fiscales.

Para Fisac, la batalla de la competitividad no puede basarse en reducir los costes de producción. El objetivo es, por el contrario, hacer productos de calidad y alto valor añadido, especializarse en unos pocos sectores e invertir en formación.

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