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Balladur quiere limitar la presidencia francesa a un mandato de siete años

Limitar el mandato presidencial a siete años no renovables, ampliar el campo de acción del referéndum, seguir reduciendo el coste del trabajo para aumentar la competitividad y crear empleo fueron las principales propuestas del primer ministro francés, Édouard Balladur, formuladas en el transcurso de la conferencia de prensa en la que presentó su programa como candidato a la presidencia.

El discurso de presentación fue largo y prolijo, más gubernamental que presidencial, entre otras cosas porque tuvo mucho de glosa de "esos 22 meses en que Francia ha vivido una serie de reformas sin precedentes", un balance de la propia gestión que sus detractores contestan. Balladur sostuvo que "la reforma es garantía de cohesión" y que "desde hace dos años" comprueba "las dificultades del cambio, pero también su necesidad". Balladur estima que desde la presidencia podrá disponer "del tiempo y dé la unidad de poder necesarios" para su acción, hasta ahora limitada por "una cohabitación inevitable, pero no ideal".Si, sale elegido, el actual primer ministro se compromete, en el plazo de seis meses, a modificar la Constitución para que los ciudadanos puedan ser preguntados, vía referéndum, no sólo sobre reformas institucionales, sino también sobre le yes de sociedad; sobre si es me jor elegir un presidente por cinco o por siete años, y sobre si los ciudadanos individuales pueden acudir, en cuanto a tales, al Tribunal Constitucional.

Las cuestiones económico-laborales fueron las que más minutos ocuparon del discurso de Balladur. El primer ministro se mostró partidario de reducir una vez más, ahora en un 10%, las cargas sociales, sobre todo las que pesan sobre los salarios más bajos; de potenciar el trabajo a tiempo parcial, y de ceder a patronal y sindicatos todo protagonismo sobre una reducción de la jornada laboral. Nada dijo sobre el parco resultado obtenido, en lo que a creación de empleo se refiere, después de renunciar a 130.000 millones de francos (más de tres billones de pesetas) de impuestos que gravaban a las empresas, sólo compensados por sucesivas privatizaciones.

Escuchas telefónicas

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Los objetivos generales del programa balladuriano -crecimiento, estabilidad monetaria, reducción del déficit, `creación de empleo, control del gasto público, reconciliación del Estado con el ciudadano, defensa de Francia dentro de Europa, entre otros- quedaron un tanto difuminados por los enfrentamientos provocados en el seno de su Gobierno por el asunto de unas escuchas telefónicas organizadas por el ministro del Interior, Charles Pasqua, e ilegalizadas por el ministro de Justicia, Pierre Mehagnerie. Según Balladur no se trata de "un asunto de escuchas telefónicas, sino de grabación de conversaciones telefónicas", un matiz que ha permitido a Pasqua exigir precisiones jurídicas.

Otro ministro, el de Cultura, el chiraquiano Jacques Toubon, ha pedido explicaciones, al igual que el presidente del Senado, Phillipe Seguin, mientras el candidato socialista, Lionel Jospin, considera que se trata de "un caso que tiene todos los ingredientes, de un asunto de Estado" y añora una "investigación parlamentaria" que ilumine lo que le parece "tenebroso". Otro socialista, Laurent Fabius, remacha el clavo al. preguntar a Balladur "si es cierto que Charles Pasqua será su primer ministro en el caso de que resulte elegido presidente".

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