Una octogenaria y su meta ocultaban en una maleta tres kilos de cocaína
Teresa C. A., de 82 años, y su nieta María Consuelo I. V., de 22, fueron detenidas ayer por la Guardia Civil en el aeropuerto de Barajas cuando intentaban pasar tres kilos de cocaína de gran pureza. La droga podría haber alcanzado en el mercado negro un precio superior a los 30 millones de pesetas.La abuela y su nieta procedían de Caracas (Venezuela), donde habían embarcado el miércoles por la noche en un avión de la compañía venezolana Viasa. Aterrizaron en Madrid para efectuar un trasbordo a Barcelona. La nieve, oculta en, el doble fondo de una maleta de viaje, no pasó inadvertida al olfato de los perros adiestrados del servicio antidroga del instituto armado. La nieta, María Consuelo, de 22 años, desempeñó trabajos eventuales como cantante, actriz y periodista, según declaró a la Guardia Civil.
Durante el último año, las redes de narcotraficantes están utilizando como correos a personas que por su edad o condición física pueden pasar inadvertidas con mayor facilidad. Numerosos ancianos y menores han sido descubiertos en la zona de tránsito dé Barajas cuando portaban cocaína. En todos los casos, los detenidos llevaban de dos a cuatro kilos de droga. Poca cantidad y un alto beneficio para personas que, habitualmente, en su país viven en condiciones precarias. En pago a su trabajo de correos reciben cerca del millón de pesetas por kilo introducido.
El destinatario de la cocaína suele ser una pequeña red afincada en la ciudad de destino. Esta célula, aunque apartada de los grandes centros de poder del narcotráfico, mantiene conexiones con las escalas inferiores de las redes de producción de cocaína. Es por esta vía por la que se efectúa el pedido, según fuentes policiales. Como intermediarios se escoge a personas desligadas de la organización, pero que necesitan dinero rápido. En muchos casos son ancianos, frecuentemente agricultores arruinados por la competencia de los cultivos de coca o también jubilados con problemas económicos.
