Madrid no es AIburquerque

Madrid no es Alburquerque, por lo menos a la hora de reclamar indemnizaciones económicas. En esa localidad, situada en el Estado de Nuevo México (Estados Unidos), una mujer se quemó con el café hirviendo que compró en un McDonald's, al intentar beberlo mientras conducía su automóvil. Al final, la hamburguesería fue condenada a pagar a la anciana 390 millones de pesetas en concepto de daños y perjuicios.En Madrid, un ciudadano no ha conseguido que le devuelvan el. dinero del ordenador portátil que se estropeó cuando un tren embistió el Talgo en el que él viajaba y se derramó la cerveza que bebía sobre su computadora..'

Durante la celebración ayer del primer Consejo Municipal de Consumo de 1995, se repartió el libro con la selección de los 100 laudos (decisiones arbitrales) más interesantes de 1993: la indemnización más alta apenas supera el millón de pesetas. En 1994 se llevaron, a cabo 1.441 de éstos procesos de arbitraje, 289 menos que, en 1993.

Cerveza sobre el ordenador portátil. El reclamante español también estaba sentado, pero en este caso en uno de los, asientos del tren Talgo en la estación de Sans de Barcelona el 2 de septiembre de 1992, cuando otro tren se abalanzó "con gran violencia".

El anónimo protagonista de uno de los laudos recopilados por la Dirección de Servicios de Consumo del Ayuntamiento de Madrid, no bebía café, como la anciana de Alburquerque, sino cerveza. En su caso, la embestida de otro tren derramó el líquido amarillo sobre el ordenador portátil con el que trabajaba en ese momento, dejándolo inservible.

Como compensación, el reclamante solicitó a Renfe una indemnización por importe de 179.900 pesetas.

Durante la celebración del sistema arbitral, alternativa extra judicial a los conflictos de los consumidores, Renfe alegó en su defensa que "los efectos personales que el viajero transporta consigo son de su exclusiva responsabilidad, vigilancia y conservación".

El laudo arbitral, dictado por el funcionario de la junta que ejerce de juez, no condenó a Renfé al encontrar en la documentación del expediente la factura del ordenador portátil a nombre de una sociedad. Este hecho invalidó la condición del reclamante como usuario o consumidor al no. ser él o ella -no se revela ni el sexo- la persona que ha adquirido el producto.

La peluca menguante. LLevar una peluca a lavar y peinar a un centro que no entiende mucho de esta especialidad puede tener sus consecuencias inesperadas. -

En este caso, y aun utilizando agua tibia, la peluca encogió. Así que le prestaron otra, pero cobrándole mil duros de fianza. Como la peluquería reconoció por escrito, "su inexperiencia en el tratamiento aplicado a la peluca" y como sólo tenía seis meses, "y el periodo normal de uso estimado es de un año", el juez fijó una compensación económica de 8.000 pesetas.

Corazones de visón.

Tras años de pelea, las partes consiguen conciliar sus posturas durante la vista. Como la peletería que vendió a una mujer, en noviembre de 1991, un abrigo de corazones de visón, y ésta, al usarlo, comprobó que le teñía la ropa en color morado".

En mayo del año siguiente lo lleva a la tienda y en noviembre le lo devuelven sin solucionar el problema.

Durante la junta arbitral celebrada en 1993, la tienda de peletería optó por cambiar el abrigo y la señora aceptó pagar las 7.000 pesetas que cuesta el forro.

50 pulsaciones de menos. Muchos. laudos van acompañados de comentarios en los que se recuerda la importancia de que la publicidad "ha de ser fiel a la realidad".

Es la mejor manera de evitarse líos. En marzo de 15,92, una persona, anónima, como los 100 protagonistas del libro, pagó 26.000 pesetas por un curso de mecanografía que garantizaba 250 pulsaciones por minuto. El 30,de noviembre de 1993, el certificado de la academia estableció una velocidad de 200 pulsaciones. por minuto. El alumno, entonces, solicitó ser readmitido para alcanzar su objetivo.

La Junta se preguntó: ¿fue correcta la actuación de la academia al dar de baja al alumno sin haber conseguido las pulsaciones convenidas? Parece que no, porque el laudo dicta "compensar al reclamante con 5.000 pesetas, en concepto de diferencia entre el contrato y el resultado obtenido".

Alopecia sin freno. El objetivo era conseguir parar la caída del cabello para, lo que se gastó 270.968 pesetas en un tratamiento de 1aserterapia y productos de la casa". Tras 43 sesiones, "su situación empeoró desde el inicio del tratamiento".

En vista de que el paciente, acreditó con un certificado médico que "el tratamiento no podía ser eficaz dadas las características de la alopecia", el colegio arbitral acordó que el centro debía pagar al reclamante 180.000 pesetas.

Alerta con las clasificaciones de los hoteles. Si no quiere llevarse sorpresas al abrir la puerta de la habitación en la que se va a alojar en su viaje por el extranjero, pida a su agencia de viajes que le especifique las equivalencias de los hoteles en Grecia o Italia con las de España.

Un par de laudos fijan devoluciones de dinero a clientes por no haber facilitado información suficiente".

Lo que cuesta adelgazar. En tres laudos, la Junta Arbitral. de Consumo decide que otras tantas clínicas de adelgazamiento deber devolver parte de los importes (26.000, 34.000 y casi 70.000 pesetas) de los tratamientos. Pero en un tercer caso desestiman la reclamación por no poder Comprobar "el incumplimiento de los resultados" al haber transcurrido mucho tiempo, Y los resultados no conseguidos eran los 17 centímetros que el reclamante iba a perder por un tratamiento por el que pagó a la empresa 94.747 pesetas.

Y quien la sigue, la consigue,, porque en muchos de los laudos seleccionados en el libro, aunque el juez no da la razón al usuario, los comercios, alegando "razones de política comercial", dan su brazo a torcer.