Inundaciones y récords de temperatura no son indicios
Las inundaciones que han afectado a Europa estos días o los récords de altas temperaturas alcanzados en los últimos años, que mucha gente interpreta como muestra de que el cambio climático está en marcha, son precisamente los fenómenos que los científicos tienen que dejar de lado para definir si efectivamente se está produciendo esa alteración global. El clima es la historia de la meteorología; el calentamiento de la Tierra sería un proceso lento y constante y los fenómenos extremos sólo enmascaran la tendencia, que es lo importante.Las lluvias torrenciales, muy por encima de la media, pueden estar dentro de las oscilaciones naturales, se plantean los climatólogos. Es como si se quisiera averiguar si en un colegio está aumentando la estatura media de los alumnos y un año se matriculase un niño especialmente alto. Si se tuviera en cuenta su talla, se apreciaría un aumento significativo de la media de la c ase que enmascararía la realidad.
Glaciares y árboles
Los científicos tienen otros indicios muchos menos espectaculares a corto plazo, pero mejores para calibrar la tendencia climática a largo plazo. Los glaciares, por ejemplo en los Pirineos, están disminuyendo de tamaño. Otro dato: en las tierras del Círculo Polar Ártico, en Alaska, algunas especies vegetales están invadiendo franjas antes congeladas; sencillamente, las raíces encuentran terreno que está ahora húmedo en vez de helado.
Luego están los indicios que seguramente se confirmarán, pero que por ahora están inmersos en la incertidumbre. Es el caso de la subida del nivel del mar. El satélite Topex-Poseidón ha dado los primeros resultados tras dos años de medir el nivel global del mar: ha aumentado tres milímetros. El dato, que es coherente con las mediciones de mareógrafos en varios lugares del mundo, es significativo, pero la banda de error de la resolución del satélite es de cinco centímetros, y el rigor científico impide considerar como definitiva esa variación de milímetros.
El estudio de los troncos de unos árboles milenarios en Tasmania ha mostrado unas condiciones inusualmente templadas en los últimos 30 años. "Hay que retroceder 2.000 años hasta encontrar un periodo en que se haya registrado un calentamiento similar", dice el investigador Ed Cook. El Centro Hadley de investigación climática (Reino Unido), uno de los líderes mundiales en este campo, ha advertido que la temperatura global ha subido desde el inicio de la era industrial, pero que el aumento podría estar dentro de la variabilidad natural del clima.
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