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La resurrección de un 'delfín'

Enric González

La candidatura de Lionel Jospin a la presidencia supone, en cierta forma, una resurrección política. Porque antes de Laurent Fabius, el hombre a quien François Mitterrand nombró primer ministro e implícito sucesor en 1985, el delfín fue Jospin. Fue él quien recogió las riendas del Partido Socialista cuando su refundador y líder, Mitterrand, llegó a la presidencia en 1981, Tras la reelección del presidente en 1988, entró en el Gobierno aperturista de Michel Rocard como ministro, de Educación y práctico viceprimer ministro. Para entonces, sin embargo, Fabius ya era el indiscutible favorito del inquilino del Elíseo, y Jospin se alineaba con creciente frecuencia junto a Rocard, enemigo eterno de Mitterrand.En 1992, cuando la hegemonía socialista ya estaba tocada de muerte por, el crecimiento del desempleo y los casos de corrupción, y al presidente le había fallado estrepitosamente el fugaz experimento de la primera ministra Edith Cresson, Mitterrand tocó a rebato y, en un intento por limitar el inminente desastre electoral, reunió a sus fieles en un Gobierno dirigido por Pierre Bérégovoy. Jospin se quedó fuera.

El antiguo delfín se convirtió en uno de los más feroces críticos del mitterrandismo dentro del PS. La devastadora derrota en las elecciones legislativas de 1993, que encumbraron a Édouard Balladur, pareció darle la razón a Jospin. Pero el ex ministro de Educación siguió marginado.

Lionel Jospin tocó fondo en junio de 1994 cuando sus últimos seguidores se unieron precisamente a Henri Emmanuelli en el golpe para desbancar a Rocard tras el mal resultado socialista en las europeas.

Pero el antiguo primer secretario, diplomado de la elitista Escuela Nacional de Administración, logró el apoyo del gurú socialdemócrata Jacques Delors, de los partidarios de Rocard y, en general, de todos los renovadores del PS. Jospin, de 58 años, estuvo acabado hasta ayer, cuando se cobró la revancha frente a Emmanuelli.

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