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Aliento real

La visita de los Reyes devuelve a Granada la esperanza tras suspenderse Ios Mundiales de esquí

Sólo el Rey pudo consolar a los granadinos. La presencia de don Juan Carlos y doña Sofía en Sierra Nevada el día en que deberían haberse inaugurado los Campeonatos Mundiales de esquí alpino quitó por fin el mal sabor de boca que hace unas jornadas dejó el anuncio de su suspensión por falta de nieve entre miles de ciudadanos. El mundial se ha aplazado hasta el próximo año. Será entonces, dijo él Rey, cuando "se demostrará el trabajo bien hecho" gracias al "espíritu deportivo y espíritu granadino". El apoyo solidario de la visita de los Reyes a Granada fue acogido con entusiasmo por las cerca de 20.000 personas que los recibieron en las márgenes del río Genil en un 29 de enero que tendría que haber sido histórico y en el único acto inaugural que finalmente presidieron don Juan Carlos y doña Sofía: el del tramo del río hecho ahora navegable a su paso por la capital.

Pero fue sin duda en Sierra Nevada donde los Reyes le devolvieron la esperanza a todos los voluntarios y trabajadores que durante los últimos cinco años han estado preparando la celebración de unos campeonatos frustrados. El presidente de la Federación Internacional de Esquí (FIS), Marc Hodler, aprovechó la presencia real para proclamar oficialmente la candidatura de Sierra Nevada a los mundiales de 1996 y el presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, para certificar la fecha: del 11 al 25 de febrero.

"Habéis hecho esto posible", dijo el Rey en un discurso improvisado a los voluntarios y trabajadores refiriéndose al cambio operado en la estación, "gracias a vuestra dedicación y por vuestra idea del espíritu deportivo y del espíritu de Granada. Habría que daros un sinfín de gracias". "Aquí", añadió, "se demostrará el trabajo bien hecho, ahora no, sino el año que viene".

El Rey, que estuvo acompañado por el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, y los ministros de Obras Públicas y Educación, José Borrell y Gustavo Suárez Pertierra, respectivamente, protagonizó varias anécdotas. Una de ellas, cuando se saltó el protocolo oficial y llamó a la mascota de los mundiales, Cecilio, que representa a uno de los leones de la Alhambra, para saludarlo y animarlo hasta el próximo año.

La estación de Sierra Nevada lucía ayer con un sol rotundo y estaba tan engalanada como si fuera, de verdad, el auténtico día de la inauguración de los Mundiales. El desánimo que había cundido entre los organizadores, los más de 1.800 voluntarios y los centenares de trabajadores, quedó disipado cuando don Juan Carlos tomó la palabra y pidió un aplauso para Marc Hodler después de que éste proclamara el aplazamiento para 1996.

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