_
_
_
_

Agassi gana su tercer gran torneo

El jugador de Las Vegas cedió una manga, pero se impuso a Sampras en la final

El norteamericano Pete Sampras cedió. Derrotado físicamente y con excesivos nervios, el número uno del mundo cedió a su compatriota Andre Agassi el título de los Internacionales de Australia de tenis, que concluyeron ayer en la pista central de Flinders Park en Melbourne. En su primera participación, Agassi, de 24 años y segundo cabeza de serie, se impuso en la final a Sampras por 4-6, 6-1, 7-6 (8-6), 6-4 en 2h 36m. Agassi se anotó de esta forma su tercer título del Grand Slam, tras sus victorias en Wimbledon 92 y el Open de EE UU 94.Las palabras de Sampras en la conclusión del partido delataron su estado de ánimo y aportaron una de las claves del partido. "Pienso en mi entrenador, Tim Gullikson, que se encuentra ya en casa", explicó a través de los altavoces de la pista en el momento de recoger su trofeo de subcampeón. "Me habría gustado que hubiese estado aquí para esta final. En cualquier caso, quiero que sepa que he seguido en el torneo sólo por él". Después no pudo contener las lágrimas.

Sampras, un chico sentimental y agradecido que valora las aportaciones de sus colaboradores, jugó todo el torneo con la mente repartida entre el hospital y el partido. A sus 23 años, está viviendo una de sus peores experiencias. Y es lógico que eso haya afectado su juego. Afortunadamente, Gullikson recibió ayer el alta en Chicago tras los trastornos cardiacos que le habían obligado a ingresar en un hospital en Melbourne.

Sin embargo, incluso en sus mejores condiciones habría encontrado serias dificultades ayer para derrotar a un inspirado Agassi. El aspecto externo del chico de Las Vegas no es más que una careta publicitaria. Agassi apareció en la pista con un pañuelo atado a la cabeza; con un polo a rayas y cuello a cuadros, con unos pantalones negros por la parte alta y con tonos rojos, blancos y negros por la baja hasta la rodilla. Llevaba una perilla incipiente, estaba mal afeitado y lucía un pendiente en cada oreja. Su melena rubia ha sido vilmente cortada para evitar una calvicie prematura. Pero detrás de todo este aparato hay un gran jugador.

Y eso es lo que demostró otra vez en Melbourne al superar al número uno del mundo. Perdió el primer set, pero después todo su juego se fue ajustando y ya no tuvo fisuras. Fue mucho más fuerte y sólido que Sampras. Logró abrir ángulos inverosímiles y mantuvo el control del juego. El partido tal vez habría cambiado de tono si Sampras se hubiera adjudicado el tiebreak de la tercera manga. Pero cuando lo perdió fue evidente que se había rendido. El número uno apoyó todo su juego en su servicio y aunque logró 13 aces, no fue suficiente.

Sampras pareció rendido en el aspecto físico a la conclusión del partido. Su estadística denotaba algunos aspectos preocupantes de su juego. El número uno cometió 50 errores no forzados, mientras que su rival había fallado la mitad de bolas. En el servicio, la efectividad de Sampras volvió a hacerse patente: 28 puntos directos. Pero, en cambio, su porcentaje de primeros saques se quedó en 51. Y ese aspecto permitió a Agassi demostrarla fiereza de su resto.

"Pete ha demostrado por qué es el número uno del mundo", dijo Agassi cuando cogió el micrófono de la pista tras recibir el premio reservado al ganador. "Lo que he visto hacer estas dos semanas a Pete tanto dentro como fuera de la pista me ha parecido increíble", prosiguió, en referencia a la preocupación demostrada por el estado de su entrenador Tim Gullickson.

Agassi recibió un cheque de 47 millones de pesetas por su victoria. Sampras se quedó aproximadamente con la mitad.

"Y ahora, el Grand Slam"

Andre Agassi acababa de superar a Pete Sampras en la final del Open de Australia, y desde la grada s u entrenador, el estadounidense Brad GiIbert, le hacía señas indicándole que el objetivo era ahora el Grand Slam. "He visto cómo Brad hablaba de esto en el palco de jugadores y me ha parecido un poco prematuro", comentó después el jugador de Las Vegas."Quiere que ahora gane en Roland Garros y Wimbledon. Pero hay que esperar. Habrá que ver de lo que soy capaz en París antes de cantar victoria".

Sus reflexiones fueron acertadas, a pesar de la euforia del momento que estaba viviendo. Agassi reconoció, sin embargo, que todo el trabajo realizado junto a Gilbert estaba aflorando. "Me doy cuenta de que todas las piezas de mi carrera se van ajustando", dijo. "Ahora acudo a un torneo del Grand Slam y creo que puedo ganarlo. Mi juego está en un nivel más alto. Brad me ha ayudado a realizar todos mis sueños".

La victoria en Australia sitúa a Agassi en una buena posición para lograr un falso Grand Slam. Lleva ganados el Open de EE UU y el de Australia de forma consecutiva. Le quedan los títulos de Roland Garros y Wimbledon para coronarlo. Sería el primer jugador que lo logra desde Rod Laver en 1969. Pero el australiano ganó los cuatro títulos en el mismo año.

"Paradójicamente", indicó Agassi, "el único gran título que me falta es el que se juega sobre tierra batida, la superficie a la que mejor se adapta mi juego. Sería muy importante para mí ganar en París, y lo intentaré con todas mis fuerzas".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_