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El mexicano Jorge Reyes revive la música prehispánica

Octavio Cabezas

Velas encendidas. Copal -un tipo de resina que se quema con incienso- que arde. Oscuridad. Artilugios electrónicos que conviven con antiquísimos instrumentos prehispánicos -ocarinas, flautas, sonajas, coyolis, tambores- Y, de repente, sobre el escenario, un hombre solo, con un pie en cada uno de esos mundos, inicia una ceremonia sónica de ecos primordiales, tan alejada en intenciones de la banalidad propia de la música comercial como lo está en el tiempo la América precolombina del Madrid moderno.Eso es un concierto de Jorge Reyes. Y eso podrán apreciar mañana quienes se acerquen por la sala Suristán. "Mi intención al actuar en directo es crear un entorno diferente, que predisponga al público hacia lo que va a escuchar", comenta el músico mexicano. "Por eso recurro a elementos primarios -olores, luz- que despiertan los sentidos", añade. Y también a impresionantes demostraciones de técnica. Como la que él llama "de la respiración circular": una perfecta coordinación pulmón-dilafragma-boca le permite -con ciertos tipos de instrumentros de viento de embocadura fina- respirar durante minutos y minutos sin interrumpir el fraseo mientras toca. Para el espectador, es algo impresionante, de circo, una gaita humana. Para él: "Es algo catártico; te oxigena la sangre, te da energía y te hace sentir mejor la vibración del instrumento".

Jorge Reyes

Lunes 30, a las 23.30. Suristán (Cruz, 7, metro Sol o Sevilla). Entrada: 1.000 pesetas. Venta anticipada: 523 18 00.

Todos esos aditamentos impulsarán un concierto único, sin parones, en el que Reyes presentará parte de su último disco, el totalmente acústico Tonami -que se edita en marzo en España-, amén de "cosas nuevas que aún no se han grabado". ¿Música étnica o electrónica? Reyes prefiere hablar de música a secas, "como fuente de expresión, que te hace sentirte vivo y en la que el manejo del sonido como vibración energética te afecta tanto psíquica como fisicamente". Es algo que toca fibras arquetípicas y que se aprecia fuera de cualquier convencionalismo cultural.

Carrera en solitario

Nacido en 1952, este multiinstrumentista tiene una dilatada carrera en solitario desde que, en 1983, abandonara el mítico grupo de rock progresivo azteca Chac Mool y comenzase a interesarse por el estudio de las etnias de su país. Atrás quedaban también años de formación musical clásica, de teatro callejero y estancias en países como Alemania o India. En 11 años ha sacado 14 discos, aparte de colaboraciones varias -la última en el recién terminado Alas, alas, de Pablo Guerrero- y los dos compactos de Suspended Memiories, un "concepto" -Reyes prefiere ese término al de "grupo"- que comparte con otras dos luminarias de la música electrónica, el español Suso Sanz y el norteamericano Steve Roach.

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